Arte

Una vida de luz, sombras, y formas múltiples


Su nombre es Saúl Kaminer y su quehacer es el Arte. Dueño de un estilo único, cálido y simbólico, el maestro habla de sus pasiones, así como de su trabajo hecho con concreto.


Este artista mexicano empieza a pintar justo cuando tenía apenas 17 años. Un año más tarde ingresa a la la carrera de arquitectura en la UNAM (1970-1975). Para 1976, Saúl Kaminer, decide partir a Francia, donde lleva a cabo sus estudios de doctorado en el Instituto de Urbanismo de París, mientras se adentra cada vez más en la pintura y en la escultura.


A partir de su incursión en el mundo del arte, Kaminer ha ex-perimentado diferentes etapas de expresión artística, así como de la visión del mundo y de la realidad. Tras 22 años de estancia en la capital francesa y un constante ir y venir entre México y el país galo, su arte se ha transformado; ha evolucionado y hoy lo define como un arte menos figurativo, convirtiéndose en “algo” más abstracto. Al respecto, señala: “De 1976 a la fecha (35 años) han pasado muchas cosas, ha habido un cambio en el color, en las formas, en las figuras que se utilizan; son mucho más complejas ahora”.


Recién llegado a Francia, su interés se centraba en la obras de Rufino Tamayo, además del trabajo de los pintores Wilfredo Lam (cubano) y de Roberto Matta (chileno), quienes vivían ya en París en esa época y eran parte de la corriente surrealista. Estando allá conoció a otros pintores latinoamericanos y europeos que marcaron una parte importante de su aprendizaje en el arte, pero de manera especial el inglés Henry Moore, considerado un escultor mayor de la primera mitad del siglo XX, así como del pintor R.B. Kitaj (norteamericano formado en Inglaterra) representan para Kaminer una significativa influencia. Por otra parte, del horizonte artístico mexicano, posterior al muralismo, se interesó por las obras de Gunther Gerzso, Manuel Felguérez. Entre los contemporáneos, admira a Toledo, Gabriel Macotela, Francisco Castro Leñero, así como al ceramista Gustavo Pérez.


En 1982, funda en París el grupo “Magie-Image” junto con otros ocho artistas latinoamericanos, justo en una época en la que aún era muy importante la discusión de la identidad “Fuimos la última generación de artistas latinoamericanos en París; que se vio como latinoamericana y que se planteó como latinoamericana; somos una generación de la memoria. Desafortunadamente ahora se desconoce a los grandes maestros y se ha perdido el interés por lo conceptual y el pensamiento que tiene que ver con el origen y con las raíces de uno. Amábamos el concepto de la identidad, era un grupo que se abría a otras nacionalidades que estuvieran en una figuración cercana, ya que nuestro interés era por la figuración mágica, simbólica, de los rituales míticos de cada cultura de los miembros; y esto evidentemente se puede emparentar con algunos aspectos del pensamiento mexicano antiguo que a mí me interesaba tanto”. Cabe decir que este grupo se disolvió diez años más tarde y cada quién siguió su camino. Saúl por su parte siguió produciendo y tiene en su haber alrededor de 140 exposiciones colectivas y al menos 40 exposiciones individuales en diferentes partes del mundo.


Como artista, Kaminer ha estado ligado al trabajo de arquitectos con los que ha colaborado, realizando proyectos de integración de pintura o de escultura para sus edificaciones; tal es el caso de los trabajos que Kaminer ha llevado a cabo con los hermanos Gerard y Carlos Pascal en territorio mexicano, tanto en la Casa de Meditación ubicada en Bosque de las Lomas, como con el mural que realizara en el Hotel Sheraton Centro Histórico (y que representa la etapa más figurativa de este creador), así como una pintura de gran formato para baños rituales donde se representan la fuerza del cosmos y el rito del casamiento judío.


La relación de sus estudios de Arquitectura y Urbanismo con el arte que produce es intrínseca: “La arquitectura es mi jardín secreto”, nos confiesa. Para el artista la arquitectura es la morada de la escultura, y la escultura misma; a su vez, es una mezcla de formas cercana a la arquitectura, misma que pueden tener una asociación con otros objetos utilitarios que aluden a jarras, tazas o simples contenedores de uso común en las sociedades rurales o urbanas.


“En el mundo actual tenemos muchos casos de arquitectos que lo que hacen es proponer una es cultura a través de la arquitectura, porque hoy en día la tecnología nos está permitiendo construir formas que antes no podíamos imaginarnos que era posible y entonces está cambiando el concepto. Cuando Gaudí se puso a desarrollar la iglesia de la Sagrada Familia o el Parque Güell, yo creo que no diferenció entre arquitectura y escultura; sin embargo, la mayoría de los arquitectos contemporáneos que buscan espacios minimalistas incluso hacen lo posible por que no haya ninguna interferencia de la escultura con la arquitectura, como es el caso también de Frank O. Gehry, por ejemplo en el Guggenheim, pero no todos en realidad”, señala el maestro.


En cada obra de Kaminer, ya sea pintura o escultura, los elementos geométricos juegan un papel fundamental, pues para él es muy importante mezclar la línea recta con líneas curvas y que en conjunto establezcan una fabulosa relación numérica con el espacio, ya que de esta manera el artista puede apoderase de él, ubicarlo, desdoblarlo y proyectarlo según su propio imaginario.


La pasión por las formas, las posibilidades infinitas que aportan los diferentes materiales y la experimentación con diferentes técnicas en el campo de la escultura específicamente, ha llevado a Kaminer a descubrir en el concreto un mundo más que sugestivo para la creación. En este sentido, Kaminer opina que “el trabajo de las texturas en concreto es verdaderamente extraordinario; no sólo por lo que se puede lograr con las formas si no también los colores y más ahora que empieza a haber concretos en los que se usan diferentes tipos de arenas; diferentes tipos de piedra. Aunado a esto, el concreto se puede pulir; así, es posible trabajarlo con un concreto mezclado con granito, por ejemplo, y luego pulido, que puede dar unas cosas extraordinarias”.


A Kaminer, el concreto obscuro le atrae de manera especial. Explica en entrevista que tal vez tendría que colorearlo ya sea con granitos o con piedra volcánica, porque sino sería imposible, económicamente hablando, utilizar pigmentos que lo obscurezcan, puesto que con esa técnica de pigmentación no puede tener uno la seguridad de lograr el tono deseado, que con las piedras negras sí se puede además de aplicar la técnica del sandblasteo en el concreto “para que salga el poro negro” maximizando las características de los materiales agregados. Señala además que la cerámica, por los colores y los efectos que puedes lograr con ésta puede llegar a convertirse en un elemento básico de las construcciones que Kaminer pudiera realizar con el concreto.


Sobre la obra en concreto, el maestro comenta que “las estructuras de concreto, pienso que son un encuentro entre lo masculino y lo femenino, porque no es sólo el material del exterior y que le da forma, ahí está también el armado, que se vuelve muy importante. En mis obras, al hacerse en concreto, necesariamente hay que utilizar técnicas como el concreto inyectado o lanzado o propulsado; es decir, crear las estructuras en metal, hacer los armados y luego poner el concreto”.


En este sentido, las esculturas que hace Kaminer en la actualidad realizadas en concreto, están pensadas como habitáculos que en un futuro pueden llegar a construirse en escala real, con todos los elementos técnicos y espacios necesarios para hacer de esas esculturas un espacio para habitar y disfrutar.


Cada representación tiene los elementos necesarios para constituir una vivienda, es decir, un hueco que representa una puerta de acceso, oquedades que no son sino las ventanas, “aunque claro, son piezas que tienen un cierto grado de abstracción constructivista, donde la separación o distribución de espacios obedece más a una función ritual que habitacional. Arquitectura, escultura y diseÑo se funden para materializar ilusiones, deseos y situaciones diversas”.


“Yo a veces hago recortes en la figura, que los proyecto y con dos o tres fuentes de luz se triplican esas sombras, y muchas veces a partir de ahí trabajo una proyección de sombras de diferentes densidades porque además la sombra, para mí, significa como la parte no llevada a cabo del ser, y en el encuentro con la sombra y en la proyección de la sombra uno puede ver el potencial que no ha llevado a cabo y el potencial que está por llevarse a cabo, es decir: la parte no realizada del ser humano”, ex-presa. Este tipo de escultura está pensada a partir de la idea de hacer ciudad, tema que también es importante para Saúl Kaminer: “Me interesa mucho recuperar esta vena de las ciudades; repensar el espacio arquitectónico a partir de la propuesta urbana. En México, todavía, todo está por hacerse, aunque claro que estas propuestas de habitáculos podrían construirse en cualquier parte del mundo, no sólo en México”.


Pensando a futuro, a Saúl Kaminer le llama mucho la atención trabajar con vidrio: “Me interesa mucho hacer escultura en concreto en la que pueda utilizar el vidrio; es decir, vidrio como ventana, como entrada de luz, pero también como parte de la fachada de un elemento”.


Sobre la arquitectura hecha en concreto, se le pregunta a Saúl Kaminer para finalizar la entrevista: “Creo que la arquitectura hecha en concreto no agotará jamás algunos materiales cercanos con los que cohabita como son el vidrio, la cerámica, el metal, de hecho. En este momento empecé a trabajar un ciclo de arquitecturas habitables, pero voy a empezarlas con maquetas de barro; ya hay un par de pequeños ejemplos, pero quiero hacer muchas cosas más”.


 

Texto por: Imelda Morales Ferrero.

Fotos por: Gregorio B. Mendoza.

 

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