• Revista ciencia y tecnología
  • Revista ciencia y tecnología
  • Revista ciencia y tecnología
  • Revista ciencia y tecnología

Arquitectura

Una roca colosal de concreto


El concreto es la materia prima de esta capilla localizada en Acapulco, Guerrero, la cual busca generar momentos íntimos de reflexión.



El cliente de la Capilla al Atardecer, solicitó una obra de bajo mantenimiento, que pudiera inclusive limpiarse con una Kärcher –aparato de limpieza–. Esto, más el característico clima de Acapulco, donde suelen llegar ciclones y en el cual la salinidad del ambiente y la generación de corrosión en los materiales y las estructuras, suele ser alta. Estos fueron algunos aspectos que llevaron a elegir al concreto como la principal materia prima para esta pieza arquitectónica, ejecutada en diez meses.


Fundamento


Fundado por Esteban Suárez en el año de 2005 e integrado por su hermano y socio Sebastián Suarez, Búnker Arquitectura es un despacho de arquitectura, urbanismo e investigación con sede en la Ciudad de México. En su corta pero sólida carrera han podido experimentar con la arquitectura en la escala más amplia posible: desde pequeñas obras para clientes privados, hasta un plan maestro para una ciudad completa. El poco convencional acercamiento a la arquitectura que tiene Búnker, ha generado controversia con proyectos como un puente habitable de tres kilómetros de largo que que buscaria unir la bahía de Acapulco, o un rascacielos invertido de 300 metros de profundidad, para el Zócalo del Centro Histórico de la Ciudad de México.


El encargo de realizar una capilla con capacidad para 150 personas dentro del Fraccionamiento Brisas Marqués, en Acapulco, en una sección del desarrollo en la cual aún no se ha construido nada en los lotes circundantes, representó para el despacho el generar una pieza rodeada por densa vegetación y que conviviría de forma armónica con el mausoleo para el Jardín de Criptas. Cabe decir que la firma ya tenía una experiencia previa. Al respecto, comentan: “Nuestro primer encargo religioso, la capilla La Estancia, fue una obra concebida para celebrar el primer día en la vida de una nueva pareja. Nuestro segundo encargo religioso tuvo un propósito totalmente contrario: lamentar la muerte de los seres queridos. Esta premisa fue la principal motivación detrás del diseño. Ambos debían ser polos opuestos, pues eran antagonistas naturales. Mientras que el primero alababa la vida, el segundo lloraba la muerte. Todas las decisiones se tomaron a partir de este juego de contrastes: vidrio contra concreto; transparencia versus solidez; etéreo contra pesado; proporciones clásicas contra caos aparente; vulnerable contra indestructible; efímero contra duradero”.


Las instrucciones del cliente eran sencillas. En primer lugar, la capilla debía aprovechar al máximo las espectaculares vistas. Segundo: el sol debía ponerse exactamente detrás de la cruz del altar (este hecho, como sabemos, sólo posible dos veces al año). En tercer lugar, había que incluir una sección con la primera fase de las criptas en el exterior, en torno a la capilla. Metafóricamente, el mausoleo estaría en perfecta sincronía utópica con el ciclo celeste de renovación continua.


Algunos elementos obstruían las vistas predominantes: los grandes árboles; la abundante vegetación, así como un megalito que bloqueaba la vista principal del atardecer. Para evitar estas obstrucciones (en donde se hubiera tenido que dinamitar la gigantesca roca y generar un impacto ambiental y económico), el nivel de la capilla debía elevarse cinco metros por lo menos. De este punto, Búnker comentó: “Puesto que sólo vegetación exótica y pintoresca rodea este oasis virgen, nos esforzamos por causar el menor impacto posible en el terreno reduciendo el desplante de la capilla a menos de la mitad de la planta del nivel superior. Tomando en cuenta que los cerros de Acapulco están formados por enormes rocas de granito, unas encima de otras. En un esfuerzo mimético, luchamos por hacer que la capilla se viera como ‘otra’ roca colosal que yace en la cúspide de esta pila de pedruscos. La capilla, como un peñón culminando la montaña. Materializada como un diamante tallado con la fuerza expresiva del concreto.


Dificultades al esculpir


El principal reto del proyecto fue la estructura. Desde las realizadas por Félix Candela, no se había hecho en México algo formalmente tan complejo en concreto, comenta Esteban Suárez. Cabe decir que la cimbra de la obra está basada en un sistema tradicional de madera y puntales de polines.


Otro reto fue el hecho de que el cliente pidió incrementar la capacidad de la capilla a casi el doble del tamaño, cuando ya estaba en proceso la cimentación. Originalmente había sido proyectada para 80 personas pero el cliente pidió que pudiera albergar a 150 personas. Esto implicó rediseñar la capilla y recalcularla ya que aunque s<lo creció un metro hacia el frente –y los interiores se redistribuyeron– el centro de gravedad cambió y esto incrementó la cimentación, motivo por lo cual fueron reforzadas todas las aristas con bastones. En la obra se tuvieron que retirar los emparrillados ya armados con grúas para crecer la excavación.


El resultado: una capilla que está abierta y contenida dentro de muros-celosía de concreto que permiten el libre paso del aire en su interior. El techo se encuentra a una doble altura para disipar el calor ya que desde un principio quedó descartado el uso de aire acondicionado por el impacto ambiental que éste genera y el elevado consumo energético (y más en un proyecto de estas dimensiones). Así, la obra es plena morfología pétrea matizada por la presencia de luz, por el entorno natural y la vista hacia el horizonte.


El concreto es el principal componente debido a que da la rigidez y resistencia necesaria para sustentar muros de hasta 44 grados de inclinación. De esta manera la cimentación quedó resuelta con base en contratrabes centrales de carga de concreto armado con sección de 0.70 m x 3.10 m y perimetrales para estabilizar construcción de sección 0.50 m x 1.00 m; muros de concreto aparente de 25 cm de espesor, así como un armado con varilla grado 42.


Respecto al colado de muros fue empleada una bomba telescópica en cinturones completos de 1.22 m de altura máxima (en diagonal), dividiendo el colado total de sección en tres recorridos para evitar movimientos y desajustes en cimbra. Fue colocado un adhesivo epóxico marca Curacreto, en la unión de cada sección. Después del segundo colado se colocaron tensores con dos varillas en partes longitudinales, y tres varillas en las transversales, para evitar desplazamientos. Las varillas fueron dispuestas con una escuadra de 20 cm desde el armado exterior del muro.


El descimbrado tuvo lugar por partes. Se retiraba una tarima y troquelaba esa zona antes de retirar la siguiente, dejando los troquelamientos hasta que el concreto tuviera su resistencia máxima. Por otro lado el procedimiento para losas de entrepiso y tapa consistió en colocar una malla electrosoldada; colar cada capa de concreto de 5 cm de espesor; colocar un relleno con poliestireno, una segunda malla electrosoldada y un colado de nervaduras y capa de compresión. En la losa tapa fue agregado impermeabilizante integral y fue aumentado el espesor a 8 cm para evitar la posterior colocación de algún sistema de impermeabilización.


Las columnas de la planta alta fueron coladas en secciones de 2.44 m de altura, cimbrándose con tarimas a 2.44 m de ancho para tener mejor alineación de cartelas; con esto sólo se tuvo la necesidad de poner tapones para dar forma y dimensión a la columna. Debido al poco volumen de concreto requerido, éste se realizó con un sistema de mezclado mecánico en sitio, y elevación a mano. Por su parte, las bancas se dejaron ancladas a la grada y armado a la capa de compresión para evitar volteo, colándose en una pieza.


Para dar el acabado final de concreto, señalan sus creadores, fueron retiradas las rebabas con maceta y cincel. Posteriormente, se limpió la superficie con lija media para madera. Al final fue dispuesta una capa de sellador 5x1, como medida de protección para manchas, absorción de líquidos; todo cuidando que no cambiara la apariencia natural.


Satisfacciones inmediatas


La Capilla del Atardecer representa una aportación importante al bagaje cultural-arquitectónico de una ciudad turística dominada por el típico edificio de condominios de frente a la playa. Desde las casas de los años cuarentas y cincuentas del siglo pasado desplantadas sobre los acantilados –en las zonas del Acapulco Viejo y del Hotel Las Brisas–, nada interesante arquitectónicamente hablando había sucedido en este puerto. Esta Capilla junto con el nuevo Palacio de Gobierno, proyecto de TEN Arquitectos (en construcción) son las aportaciones más relevantes en décadas, a decir de los hermanos Suárez. “La Capilla del Atardecer es una obra muy importante para nosotros ya que ha sido la que más proyección internacional nos ha dado. Consideramos que es la obra construida formalmente más atrevida que hemos realizado. Conceptualmente es una de las más fuertes, ya que es un resultado directo del análisis de contrastes de nuestro primer encargo religioso, concluyen”.


 

Texto: Gabriela Celis Navarro/Gregorio B. Mendoza.
Fotos: Cortesía Búnker Arquitectura.

 

Bookmark and Share

Anunciantes