Quién y dónde

Arquitectura para la ciudad y tierra adentro

Alejandro Rivadeneyra se describe como un hombre optimista que ve en América Latina, y por lo tanto a México, como una tierra de grandes oportunidades para el desarrollo de las ciudades y la arquitectura aún dentro de todas nuestras crisis y conflictos de seguridad.

Alejandro Rivadeneyra es un arquitecto que apuesta por el desarrollo de la arquitectura tierra adentro en zonas rurales, así como por la regeneración del suelo urbano de ciudades medianas y grandes. Con proyectos que van desde el ámbito rural, el privado y el institucional, en años recientes Alejandro Rivadeneyra fundó STEP (Sistema de Talleres Experimentales de Proyectos) un espacio de trabajo donde estudiantes nacionales y extranjeros desarrollan proyectos de alta complejidad siempre asistidos por su despacho Rivadeneyra Arquitectos. La idea nació a raíz de su participación como coordinador junto con otros arquitectos en un grupo de trabajo de la Facultad de Arquitectura de la UNAM integrado por profesores y alumnos que desarrollaron el proyecto de regeneración integral del Corredor Reforma en 2003. “Me di cuenta del enorme potencial que el trabajo entre arquitectos y estudiantes representa para proyectos de alta complejidad; formé una asociación civil sin fines de lucro en mi oficina con el objetivo de realizar talleres experimentales en distintos temas”, expresa. De inicio su intención eramás académica que profesional; sin embargo, pronto surgió un proyecto real para STEP con alto contenido social.

La Casa Centla
A raíz de la inundación de parte del estado de Tabasco en noviembre de 2007, la organización Habitat for Humanity invitó a Rivadeneyra a realizar una propuesta de vivienda sustentable para zonas inundables. “Nunca había incursionado en la arquitectura social y mucho menos en la parte rural. Me llamó la atención y acepté la invitación en el momento más grave. Pedí visitar el área más damnificada del estado y así conocí Centla, el único sitio donde el ejército no había llegado con ayuda”. Cabe decir que Centla es una comunidad de pescadores con una historia prehispánica importante donde hay un centro de investigaciones biológicas de la UNAM. Tras el huracán, todas las casas estaban inundadas. Durante el recorrido Alejandro Rivadeneyra observó que en la zona de las tierras medias había ejemplos de arquitectura vernácula que sobrevivieron a la inundación. Una escuela rural montada en palafitos se había convertido en el albergue más importante de la comunidad. “Cuando vi esta construcción nació el concepto de la Casa Centla y también un proyecto real para STEP”, dice con entusiasmo Rivadeneyra.
El proyecto –Premio Nacional de Vivienda 2009-2010; segundo lugar en la categoría de Edificación Sustentable y tercer lugar en la categoría de Residencia Unifamiliar del Premio OBRAS CEMEX 2010– mezcla conceptos arquitectónicos y tecnologías de la región con el uso de materiales industrializados como el concreto en la estructura portante y la lámina de zinc en el techo, logrando con ello una vivienda de 52 m² levantada con palafitos 1.50 m del nivel del suelo, cuya estructura está calculada para resistir el embate de los huracanes. Una vez pasado el fenómeno natural el esqueleto de concreto puede ser revestido con materiales recuperados como madera, palma, guano, entre otros. Además la casa tiene baño y cocina ecológica; cubierta ventilante y una pileta para almacenar agua.
El proyecto de la Casa Centla -que en la XX Exposición Internacional de Edificación y Vivienda (Expo CIHAC) fue el stand más visitado- cumple con varios objetivos: es una opción de vivienda sustentable para áreas inundables en comunidades rurales; es un proyecto en el que los estudiantes de arquitectura pueden cumplir su servicio social en toda la extensión de la palabra y es un proyecto que puede ser materializado en las comunidades por medio de recursos institucionales destinados a este fin. Ejemplo de esto último es la construcción de la primera Casa Centla en la comunidad yucateca de Tzucacab. Por medio del sistema de becas de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), esta institución y STEP llevaron a cabo un taller de transferencia de tecnología con los habitantes de este poblado. De esta manera los habitantes se capacitan en otro oficio a la vez que mejoran su calidad de vida al tener una vivienda digna.

Una destacada trayectoria
Con la misma pasión que ha puesto en el proyecto de la Casa Centla, a lo largo de su vida Alejandro Rivadeneyra ha desarrollado proyectos de variadas tipologías que abarcan el ámbito residencial, institucional, privado y urbano, entre otros. En todos ellos su filosofía es que todo tiene su origen a partir de una transformación de algo preexistente. “La lectura de la preexistencia para proyectar es el punto fundamental para mejorar estas preexistencias”, dice. Pone como ejemplo el proyecto de regeneración urbana del Corredor Reforma. “Este proyecto implicó un diagnóstico profundo del estado que tenía entonces la avenida más emblemática del país”, y agrega, “es un ejemplo ilustrador de lo que representa la recuperación de un eje urbano en la vida de una ciudad”. Los resultados prueban que está en lo cierto. A pocos años de que el proyecto desarrollado en la Facultad de Arquitectura de la UNAM recuperó los espacios públicos de Reforma, hoy la histórica avenida es un polo de atracción de inversiones donde se construyen más de 10 rascacielos. “No se trató de recuperar edificios ni fachadas, sino lo que pasaba en el espacio público, donde caminan los peatones. Esto recuperó el interés de los inversionistas en el espacio privado”. Conviene recordar que otros proyectos que ha desarrollado desde su despacho son un Centro Cultural en el Estado de México junto con el arquitecto José Moyao; el edificio de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje; numerosas residencias, edificios de departamentos, restaurantes y oficinas corporativas, entre otros.
En espera, desde hace varios años está el proyecto del Poliforum Sinaloa del que se construyeron los cimientos hace una década y que los cambios gubernamentales frenaron y ahora el nuevo gobierno vuelve a ver con buenos ojos. En este punto es que abordamos el tema de la paciencia y la perseverancia que el arquitecto debe tener. “En esta disciplina todo es mucho más lento que en otra. Esto es de paciencia y de mucho trabajo. No hay arquitectura de microondas. Es un proceso de cocinado lento”. Y si bien en Rivadeneyra Arquitectos, hay varios proyectos en el cajón, cuando renacen es necesario ponerlos al día, en tecnología, en nuevos materiales; hay que replantearlos. Asimismo, a lo largo de la vida del despacho, el equipo que dirige Alejandro Rivadeneyra ha cambiado su forma de trabajar. “Hoy vivimos en un mundo globalizado. Tener asociaciones y colaboradores internacionales ya es cosa de todos los días”.

Por el desarrollo rural y urbano
Admirador de arquitectos como Álvaro Siza y Louis Kahn, Alejandro Rivadeneyra busca que sus proyectos estén acordes a la realidad económica del país y la región y que sean resultado de una clara lectura del contexto. “Somos importadores de tecnología; mientras esto no cambie los proyectos que involucran alta tecnología tienen una aplicación compleja y costosa”. Si bien es un viajero que gusta de recorrer ciudades y edificios en el extranjero, también voltea la mirada hacia sitios que han quedado en el olvido en nuestro país a causa de la migración rural hacia las grandes ciudades y donde él ve muchos atractivos para el desarrollo de turismo rural. Como ejemplo cita al estado de Nayarit, donde todos los recursos están volcados al desarrollo de la costa en la Riviera Nayarit y resulta que en Tepic y sus zonas periféricas hay cosas muy interesantes. “En Acaponeta hay anécdotas históricas que se podrían explotar con un enfoque cultural. Cuando inauguró la estación del tren, Porfirio Díaz dijo que Acaponeta estaba llamada a ser una población de vanguardia y les llevó de regalo un piano de cola Steinway. Y no sólo eso. Llevó a la maestra”. Hoy en esta población nayarita, detrás de mostradores de misceláneas y farmacias hay salas de piano donde las abuelas daban clases a las señoritas de alta sociedad. “Este es un verdadero pueblo mágico que se quedó en el olvido cuando los trenes dejaron de pasar por él y dejó de ser la puerta de entrada de insumos al estado. Tiene un atractivo de historias y leyendas increíble”. Y destaca que en Portugal y España se ha explotado el turismo rural con mucho éxito.
En el caso de las ciudades, Alejandro Rivadeneyra tiene claro que es indispensable detener el desarrollo horizontal y concentrarlo a partir del reciclaje. Hace 20 años, él realizó el proyecto del Museo José Luis Cuevas, ubicado en el exconvento de Santa Inés en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Al respecto dice que hoy es tan o más importante las actividades no relacionadas con la exposición de arte en el Mueso Cuevas que las mismas exposiciones. “Es un sitio que está permanentemente apartado para bodas, presentaciones de libros, desfiles de moda. Su recuperación fue más allá de ser un museo, tiene actividades alternas que hacen que sea un edificio vivo en la ciudad”. Esta obra, junto con el Mercado de Roldán y Manzanares fue de los primeros proyectos que detonaron la recuperación del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Presente y futuro
Profesor en la Facultad de Arquitectura de la UNAM y en su alma mater, la Universidad Iberoamericana, Alejandro Rivadeneyra comenta que la frontera entre su labor profesional desde su despacho y la docente cada vez es menor. Con la creación de STEP los estudiantes de estas y otras universidades están vinculados a proyectos reales dirigidos desde el despacho. Además “Rivadeneyra Arquitectos” ha trabajado en colaboración con otros profesionales como Alejandro Cabeza, Raúl Peña, César Pérez Becerril y José Moyao. “Las experiencias han sido enriquecedoras, asegura. Dos cabezas piensan mejor que una. Hay posibilidad de abarcar más y tener más proyección”. De estos proyectos en colaboración destaca el Centro Cultural Mexiquense de Oriente (2009), en el Estado de México, realizado con el arquitecto José Moyao. Este conjunto está en un emplazamiento privilegiado en la orilla oriente del antiguo lago de Texcoco con una magnífica vista hacia el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. El proyecto –en construcción en la actualidad– incluye una sala de conciertos, tres espacios museísticos, biblioteca, talleres de arte y un gran espacio público. Respecto del futuro, Alejandro Rivadeneyra dice que le gustaría tener una colaboración más activa en proyectos en asociación con firmas latinoamericanas, sobre todo en el ámbito urbano y la arquitectura social. “Yo veo oportunidades increíbles de actuación en América Latina desde luego empezando por México y nuestras ciudades. Me resulta atractiva y retadora la realidad de cómo hemos descuidado el desarrollo rural y también las enormes posibilidades que existen de regeneración urbana. Ya hay semillas puestas en Panamá y en Quito que han empezado como colaboración académica”. c

 

Isaura González Gottdiener
Retrato: A&S Photo/Graphics

 

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