Punto de fuga


De la tragedia al arte


En enero de 1968 tuvo lugar un terrible terremoto en el valle de Belice, en Sicilia, Italia, el cual destruyó numerosos poblados de la región. Se sabe que murieron más de 360 personas y quedaron sin hogar cerca de 100 mil. Tras el trágico suceso se desarrolló un proyecto de reconstrucción de la zona, planeándose un nuevo asentamiento denominado Gibelina Nuova, a 20 kilómetros de la población desaparecida. Esto generó la oportunidad para desarrollar diversas teorías urbanísticas en ese entonces provenientes de los más eminentes arquitectos italianos. Aunado a este planteamiento, y para rendir tributo a los difuntos, el artista plástico Alberto Burri creó la obra Gibelina, también conocida como Il Cretto, una grandiosa pieza de arquitectura de paisaje, a escala humana.
Tras recorrer varios kilómetros por carreteras estrechas, en un serpenteante recorrido por la escarpada orografía de la isla de Sicilia, se accede al íntimo valle de Belice. Tras una curva se vislumbra portentosa la imagen blanca de una retícula irregular sobre el árido terreno existente en esa región. El silencio es contundente. Sólo se alcanza a escuchar el viento. No hay nada; no hay nadie. Acaso se percibe un mínimo rastro de actividad, así como la existencia de algunas casas destruidas. Sin embargo, sobresale la impresionante presencia de los bloques de concreto blanco con los cuales Burri decidió sepultar las manzanas que conformaron alguna vez Gibelina. Se trata de bloques de metro y medio de altura, que dejan libres los trazados de lo que una vez fueron calles, logrando generar así, un manto de 300×400 metros visible desde la entrada al valle. La imagen es, sin lugar a dudas, estremecedora. c

 

Gabriela Celis Navarro
Fotos: www.undupalermo.com

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