Especial Bicentenario

Una etapa: 1888-1931

Los cien años de la Revolución Mexicana tienen en el plano de la construcción y particularmente, en la utilización del concreto, una línea histórica paralela, plena de evolución.

hemicicloRecién vi un video titulado Stonehenge al descubierto, donde se narra amenamente la titánica labor de una civilización prehistórica para lograr erigir uno de los más grandes hitos de la construcción megalítica en el mundo. Ante la interpretación en ese documental de cientos de personas que representan a seres prehistóricos jalando por más de 40 kilómetros las piedras de sarsen de casi 50 toneladas, no queda más que pensar que ésas sí fueron labores prodigiosas. Sin embargo, al revisar la historia de la ingeniería mexicana en sus últimos cien años, uno descubre que, sencillamente, lo que han cambiado son las tecnologías, más no el espíritu de reto, de imaginación y emprendimiento que nos une de manera verdaderamente entrañable con esos seres de la antigüedad.

Hace 100 años…
Para las llamadas fiestas del Centenario organizadas por Porfirio Díaz y su equipo gubernamental, numerosas obras fueron construidas; sin embargo, el trabajo que hicieron los soingenieros y arquitectos mexicanos de ese entonces fue relativamente escaso dado que, por las mismas políticas del Porfiriato, la preferencia gubernamental tendió hacia los profesionales venidos del exterior, principalmente de Europa. En este sentido en el libro La ingeniería civil. Un encuentro con la historia (CICM, 1996) se reitera lo dicho. Así, se lee: “En cuanto a los procedimientos de construcción, casi a lo largo de todo el siglo [XIX], dominaron las viejas técnicas heredadas de la Colonia. Sin embargo, comenzaron a introducirse nuevos materiales, especialmente cuando la dictadura restableció la paz social e hizo propicias las inversiones foráneas, pero con ellas venían sus técnicos, a quienes sus compañías –y el mismo gobierno del general Díaz– privilegiaban”.
La llegada de nuevos materiales se dio, entre otras razones, porque se buscaba poner especial atención a las estructuras y cimentaciones dado que, como sabemos, buena parte del país ha sufrido históricamente de la presencia constante de sismos. Materiales como el hierro cobraron auge. Pero y ¿el cemento?; éste inició un discreto despegue en ese entonces en novedades como las cubiertas de teja de fibrocemento, dispuestas en lo que fuera la Escuela Normal.
“El cemento, un elemento que llegó tardíamente a México, transformó y revolucionó –al igual que en otras latitudes– las formas de construcción. Las características de este producto respecto de sus costos de elaboración, fácil almacenamiento y distribución, además de la múltiples aplicaciones que podía dársele, fueron importantes para que en un lapso breve tuviera una gran demanda” (ibidem). En un principio, cabe decir, el cemento fue utilizado en aplanados; en la fabricación de mosaico y granito artificiales; en rellenos sobre techos de lámina ondulada o en cimentaciones tipo Chicago. También se usó en sus primeros años para tapar goteras en techos de bóveda catalana, de madera o tejamanil.
oharan hospitalAsí, por ejemplo, en la famosa Casa Boker, “se colaron bovedillas de concreto armado con alambre” mientras que en el Hospital O’Haran, de Mérida, Yucatán, primer hospital fundado en esa ciudad en el siglo XVI, e inaugurado el 6 de noviembre de 1906, en sus pabellones se apoyaron losas de concreto sobre armaduras de fierro”. (http://www.revbiomed.uady. mx/pdf/rb011218.pdf). También se hicieron en concreto trabajos para el aprovisionamiento de agua, como lo hecho en el acueducto de Xochimilco, en los Tanques de Dolores y en el edificio de las Bombas, en la Colonia Condesa.
Importante mencionar que en 1888 la London Mexican Prospecting & Fiance Company quedó contratada para que construyera el túnel de Tequixquiac, especificándose que con el cemento Pórtland se pegaría la bóveda y se haría el aplanado”. Al parecer, en México ésa fue la primera gran obra en donde se utilizó ese material. Para principios del siglo XX tuvo lugar una intensa campaña de uso del concreto armado por parte de una pequeña compañía, filial de Hennebique, la cual estaba comandada por el brigadier Ángel Ortiz Monasterio; el ing. Miguel Rebolledo y el coronel de ingenieros Fernando González. La primera obra en la que se usó concreto por esta empresa fue en la ferretería El Candado, de 1904. Dos años antes, el ing. Rebolledo, con su sistema Hennebique francés, usó el sistema estructural de pórticos en concreto armado seis años antes de la famosa estructura “Dominó” de Le Corbusier.
Para el Hemiciclo a Juárez, por cierto, construido por Rebolledo en 1910, fueron usados para su cimentación pilotes de concreto Compressol, sobre los que se dispuso una losa de cimentación, también de concreto. El bloque central de la estructura fue colado en tramos, usando las cimbras en varias ocasiones. Estos pilotes Compressol (compresión del suelo), fueron los primeros de concreto armado que se aplicaron en México. Fueron traídos por Rebolledo en ese 1902 cuando el ingeniero en un viaje a Europa, visita la casa Hennebique, consiguiendo, como dijimos, la representación en México de dicha firma. Por otro lado también se sabe que en la icónica Columna de la Independencia –un monumento dedicado a la libertad, pero inaugurado por el propio Porfirio Díaz– fueron utilizados 5,000 pilotes de madera y algunos de concreto. Cabe decir que en la cimentación original de esta trascendental pieza estuvo formada de una plataforma de tres capas de viguetas de acero superpuestas y después recubiertas con concreto. Esta cimentación original fue terminada en 1901 pero destruida tiempo después para dar paso a los citados 5,000 pilotes.
Para el año del Centenario de la Revolución, ya estaban establecidas en México algunas fábricas de cemento en el país. Las más importantes, fundadas por norteamericanos eran: La Hidalgo, en Nuevo León; La Cruz Azul y Tolteca, en el estado de Hidalgo. A pesar de ya existir cemento fabricado en México, fue preciso seguir importándolo pues para los fines del Porfiriato no tenían la capacidad para abastecer las 75 mil toneladas que se consumían al año en la República Mexicana.

Pasada la Revolución
Después del encuentro bélico, hubo mucho por hacer y por reconstruir; al tiempo que se buscaba poner en obras los ideales revolucionarios. Uno de ellos, el de dotar de agua para riego a las poblaciones que no lo tuvieran. Con esta consigna nació la Comisión Nacional de Irrigación, en época callista. Otra fundación importante fue la de la Comisión nacional de Caminos ya que desde la primera década del siglo XX el automóvil comenzó a cobrar fuerza. Así, “La accidentada geografía del país fue poco a poco, mudo testigo de las habilidades y técnicas de los ingenieros que pisaban esos territorios.
angel_independenciaEn 1930, el puente de Mexcala, en la carretera México-Acapulco, significó para la Comisión de Caminos una de las obras culminantes de ese periodo. Su longitud era de 216 metros, cubierta con tres armaduras, una de 45 m y dos de 30. Se realizó siguiendo los parámetros de los puentes tipo Pratt, con aproches de concreto reforzado, pilas de concreto ciclópeos y armaduras metálicas”. Otro puente importante fue el Santa Engracia, al norte de Ciudad Victoria, Tamps., con una superestructura de hierro e infraestructura basada en dos pilas de concreto ciclópeo y dos caballetes extremos de concreto reforzado”.
En la Ciudad de México, para los años veinte, un grupo de ingenieros civiles se agruparon en la empresa Concreto SA, fundada en 1926 (que perduró hasta 1963) edificando inmuebles tan importantes como el Frontón México o el Hospital de Colonia y el Edificio de Salubridad. El mencionado ingeniero Rebolledo construye en concreto, en 1922 el Edificio Gante, localizado en esa calle, en esq., con Francisco I. Madero en el centro de la ciudad. También participó en la construcción de la ecléctica parroquia de la Sagrada Familia, obra del arq. Manuel Gorozpe y del ingeniero Miguel Rebolledo. Por cierto, el ing. Rebolledo también construyó la iglesia del Corazón de Jesús (en la confluencia de las calles de Londres y Roma, en la col. Juárez), de 1903 a 1907; la ampliación del Hotel Regis –colapsado en el terremoto de 1985–, entre otras obras.
tunelPor su parte, también en la década de los veinte, en 1928, es fundada la Campañía Mexicana de Cemento Portland Apasco SA; la primera planta de esta empresa inició sus actividades en 1936 con un horno que tenía una capacidad para 100 toneladas diarias. (http:// cdigital.dgb.uanl.com). Finalmente destaca también la construcción de una importante vialidad suburbana en ese entonces: el camino al Desierto de los Leones, cuya carretera data de principios de los años treinta del siglo XX –hecha por iniciativa del presidente Pascual Ortiz Rubio– y que aún hoy, en términos generales, sirve para cruzar el bello parque nacional.
Finalmente, en el rubro editorial, entre 1925 y 1930 es publicada la primera revista dedicada al mundo del cemento y del concreto. ¿Su nombre? Cemento. Fue editada bajo la guía de Federico Sánchez Fogarty y apoyada por Cementos Tolteca. De esta publicación, la historiador Louise Noelle señala: “A pesar de su carácter netamente comercial, su postura de apoyo a las realizaciones pioneras de la arquitectura contemporánea internacional le otorgó un sitio dentro del gremio de los arquitectos. Sin embargo, su principal interés consiste en haber recopilado las obras vanguardistas de aquellos mexicanos que favorecían el uso del cemento. De ese modo quedaron registradas construcciones importantes como el Centro Deportivo Venustiano Carranza, el Orfanatorio de San Antonio o el fraccionamiento Hipódromo-Condesa, entre muchas otras aportaciones locales (www.architecthum.edu.mx). c

 

Yolanda Bravo Saldaña
Fotos: Tomadas del libro Presas y paisajes del agro mexicano, (A&S Photo/Graphics).

 

 

 

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