Desde la época Virreinal la arquitectura buscaba armonizar con las técnicas constructivas
y materiales de la región para dar solución a las necesidades de edificaciones conventuales,
de gobierno y de educación, obteniendo resultados estéticos desde los más simples hasta casos verdaderamente bellos y funcionales. En cuanto a la necesidad de techar estas edificaciones se mantuvo por mucho tiempo prácticamente un solo sistema a base de rollizos o vigas de madera apoyadas en muros de mampostería alineándose con una viga de madera
arrastre que soportaban un relleno de tierra y piedras para terminar con un enladrillado a base de barro, logrando las pendientes necesarias para el desagüe natural de la techumbre o en el caso de un entrepiso se terminaba con un piso de barro o madera.
La placa alveolar es un elemento pretensado y prefabricado de concreto de sección constante, a l i g e ra d a co n a l v e o l o s longitudinales para reducir peso. Se utilizan principalmente en sistemas entrepisos y losas, cubiertas de techos, cerramientos, muros de contención, puentes y graderías por mencionar algunos usos. La figura 1 muestra el corte transversal de una sección típica de una placa alveolar. Generalmente los anchos más usados son de 100 y 120 cm pero pueden llegar hasta 240 cm. Los peraltes pueden variar dependiendo de la magnitud de la carga de diseño y del claro a cubrir. Los peraltes pueden ser de 8 cm hasta 100 cm, estos últimos requieren de procesos de producción especiales y se especifican para cubrir claros de más de 20 m con cargas importantes.
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El desarrollo progresivo de nuestra especie a lo largo de la historia se ha sustentado sobre un consumo de energía creciente. En la actualidad existe el debate sobre la cantidad de energía que será necesaria para mantener un nivel de bienestar y comodidades suficientes, sin perjudicar al medio ambiente ni comprometer el desarrollo de generaciones venideras, cuestión fundamental ya que la energía es considerada una de las condiciones imprescindibles para el avance de cualquier nación.
La industria de la construcción siempre ha estado vinculada con el crecimiento económico de los países. La obras de infraestructura y conectividad, las obras pesadas de irrigación, la trasmisión de energía, las obras de edificación entre las que sobresale la vivienda de interés social, la construcción de obras de equipamiento urbano y muchas más, son parte de los activos del país. Mientras más obras se construyen, más riqueza se crea, y con ello también se genera mayor empleo.
En los últimos años, el uso de fibras como refuerzo del concreto ha tenido un auge importante en los diseños y la producción de la mezcla. Sin embargo, no se trata de una técnica nueva en el mundo de la construcción; de hecho se remonta muchos años antes de la aparición del cemento Pórtland y del concreto, cuando se utilizaban materiales como pasto, hilo, vara, e inclusive, pelo animal, los cuales eran considerados agregados al adobe con el fin de evitar la fisuración y mejorar la resistencia a tensión.
La Dra. Guadalupe Sierra Beltrán, académica de la Universidad de Delft en Holanda, fue invitada por el Dr. Luis Esteva Maraboto, investigador de la Subdirección de Estructuras y Materiales de nuestro Instituto para impartir la conferencia: “Tendencias actuales en Tecnología del Concreto”.
Durante su ponencia, la Dra. Sierra Beltrán aseguró que los ingenieros civiles requieren trabajar con materiales que sean sustentables y durables. En la actualidad, las nuevas tendencias del concreto se centran en la búsqueda de materiales con menos emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero, materiales de alto desempeño, con cero costos de mantenimiento y larga vida útil, dónde se fomente la utilización de desechos industriales o de la agricultura.
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