El maestro del concreto

Yolanda Bravo Saldaña y
María Asunción Martínez
Retrato: A&S Photo/Graphics
Fotos:Cortesía Despacho Arquitecto
Teodoro González de León.

No tengo ningún recuerdo de
haber tenido dudas vocacionales; simplemente decidí hacer arquitectura. Ninguna otra opción contemplé, aunque posiblemente la pintura porque tomaba clases desde los once años,
pero no me visualicé como pintor.
En cambio, sí me definí como
arquitecto sin buscar alternativas.

Estas son las palabras de uno de los arquitectos mexicanos más trascendentes de las últimas cinco décadas: Teodoro González de León (México, 1926), quien abre las puertas de su despacho a Construcción y Tecnología para mantener una conversación en la cual da seguimiento de la evolución del concreto y su fructífera trayectoria, en el marco de los 50 años de creación del IMCYC.


Página 1 de 1

Creador de hitos urbanos y oasis citadinos, su talento es ampliamente reconocido más allá de nuestras fronteras. Él sí es profeta en su tierra, y por ello hemos comenzado nuestra plática haciendo referencia a una de sus propuestas más importantes realizada aún como estudiante, la del Plan maestro para la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿Qué importancia le da a su participación en el Plan maestro de Ciudad Universitaria?

"Bueno, la Ciudad Universitaria es un tema antiguo, ya que desde 1930 se empezó a platicar sobre el tema, pero no se sabía cómo llevarla a cabo. Lo bueno fue hacer algo moderno, y se hizo. Por ello fue muy importante lo que logramos: se cambió el esquema de un urbanismo de finales del XIX –que proponían Mario Pani y Enrique del Moral a base de glorietas y avenidas rodeadas de edificios– a un plan totalmente contemporáneo donde hacíamos uso de un urbanismo del siglo XX, con un espacio central no gobernado por la vialidad que es el símbolo de la comunidad, que existe y que aún está ahí; donde los edificios son libres, tienen formas distintas. Fue una idea derivada de un proyecto de los años treinta de Le Corbusier, Een una ciudad universitaria para Río de Janeiro, nada parecida finalmente, pero sí con la misma idea en algunos aspectos”.

¿Le hubiera gustado participar con la concepción de algún edificio en específico dentro de CU?

"Nos lo propusieron a Armando Franco y a mí, trabajar con Enrique Aragón Echegaray; pero los dos pensábamos que era una mala propuesta. A mí me invitó José Villagrán García a participar en el conjunto de la Escuela de Arquitectura. Quisimos seguir participando en el conjunto y ahí ya no nos dejaron ser y ahí se acabó todo”.

Generar hitos que puedan albergar las actividades de la sociedad o mejorar la convivencia dentro de las ciudades ¿es su mayor preocupación a nivel urbano?

"A mí siempre me interesa que la arquitectura genere lugares de convivencia. Que cualquier proyec­to cree y forme un lugar de estas características donde las personas interactúen, se conozcan, se traten o simplemente se identifiquen. Esto lo podemos ver en el patio del Colegio de México, en la escalinata del Auditorio Nacional y en la mayoría de mis obras que se abren al espacio público para introducir la ciudad al edificio. Son los lugares como la escalinata del Auditorio Nacional, donde uno puede estar sentado, acceder al edificio y dominar la visual por encima de los automóviles y contemplar el paisaje urbano con edificios altos, teniendo siempre por debajo la vialidad, la experiencia es otra totalmente".

  El maestro del concreto

EL CONCRETO HA SIDO GRAN PARTE DE SU CARTA DE PRESENTACIÓN; SU MANUFACTURA Y FORMA; ES YA UN REFERENTE.

 

 

¿Esto sucede de la misma forma con los taludes?

"Los taludes pueden recordar las ruinas cubiertas de vegetación; pero más bien son la forma de introducir el paisaje fusionado con la arquitectura", afirma este arquitecto cuyo talento ha sido reconocido a nivel nacional e internacional. El más reciente de sus reconocimientos fue la Medalla de Oro que otorga la Unión Internacional de Arquitectos (UIA). Al escucharlo, sus manos no cesan de esbozar ideas y conceptos en el espacio.

¿Qué representa para usted el haber recibido esta distinción?

"Es un gran premio. Yo estoy realmente conmovido con él porque es un premio que se da cada tres años; los arquitectos que lo han recibido han sido figuras estupendas de la arquitectura contemporánea. Me dio un gran gusto merecerlo ya que además lo otorgan los arquitectos del mundo, es un reconocimiento enorme".

 

 

¿Alguna obra o tipología que le gustaría explorar?

"Hice un proyecto de una iglesia que no se ha hecho. Creo que todas las obras son buenas y más las que están ligadas con la cultura. Tengo en elaboración el Palacio Legislativo de Guanajuato y va muy bien; ya se empezó a hacer la plataforma. Es un proyecto al que le tengo mucha fe. Lo que puedo decir es que el no copiarme me hace más difícil un nuevo proyecto".

Sin duda alguna, en la obra de Teodoro González de León el concreto ha sido gran parte de su carta de presentación; su manufactura y forma es ya un referente. Sus opiniones marcan una pauta importante de consideraciones listas para el análisis.

¿Cómo inicia su relación con el concreto dentro de su obra?

"Yo empecé haciendo cosas con hierro. La primera obra que hice "una casa para un industrial en las Lomas de Chapultepec" tenía un basamento de concreto muy bien hecho, o muy bien colado. Encima tenía una estructura de acero, y toda la casa, que era prefabricada. La hicimos en el taller de Alberto Catán, que tenía un taller de objetos eléctricos. Ya hubo concreto en ese proyecto: la plataforma y una rampa donde inclusive el acabado que le dimos fue pulido a mano con piedra pómez, era como un granito artificial lo que quedó en la rampa en medio de la plataforma de concreto".

  Nuevo Palacio Legislativo
de León, Guanajuato.

¿Ahí empezó su gusto por texturizar al concreto?

"Claro, después nos dedicamos a buscar esa manera en el acabado del concreto. El disfrazar la mano de obra que tenemos, porque el concreto aparente sino tiene una cimbra perfecta y todos los pasos a seguir a veces sale fatal. Se presentan problemas muy serios, como juntas de colado o rebabas que no se pueden recortar. Por ello probamos muchas maneras, entre ellas el cincelado o el martelinado; pero el cincel fue la solución porque rompe la primera capa y abre el grano. De esta forma se nos ocurrió mezclar grano de mármol blanco; entonces, se empieza a liberar la superficie. Esto fue un experimento de cuatro o cinco años que realizamos en los sótanos de los edificios que estábamos haciendo; hacíamos las pruebas y a veces cuando no salía nada interesante pues ahí se quedaban en el sótano".

¿A cinco décadas de trabajo con este material qué cambios ha notado?

"Un cambio fuerte fue el arribo del cemento blanco; que se empezó a fabricar en los noventa y que ya en Europa se fabricaba veinte años antes. En México entró tarde. A mí realmente me colmó un deseo que tenía, porque da otra interpretación a una obra que es blanca, no gris, no roja (por el tezontle). Yo prefiero los materiales naturales combinados. Nunca usamos químicos pues sabemos que el sol los afecta, aunque, por ejemplo, en Holanda hay casos excepcionales. De mi preferencia, está la prueba en el edifico de Banamex, que hoy en día, es más oscuro que cuando se terminó; el tezontle que está sustituyendo la arena se ha amoratado más sin perder el vigor del color.

"Actualmente, hay más disponibilidad de cimbras fabricadas. Hay empresas que proporcionan cimbras que antes no había. Antes el carpintero era la clave de todo "tal vez lo sigue siendo"; pero antes era mucho más porque no había estas empresas y entonces debía tenerse todo resuelto desde el montaje de la cimbra. Es básico atender este tipo de problemas; vigilar que el concreto llegue a tiempo siempre; que el revenimiento sea adecuado, en realidad son muchos factores. Es 'endiablado' el concreto; no es nada fácil. Es el material más moldeable que ha inventado el hombre; sin embargo, aún falta mucho. Hoy en día no tenemos el concreto "por citar un ejemplo" que yo manejé en Berlín, en la embajada de México, donde cada una de las losas superiores de azoteas no tienen impermeabilizante. Son elementos de 25 cm de espesor con su armado y no existe gotera alguna. Para lograrlo es necesario desarrollar una densidad bárbara… aún falta esto en México".

¿Y qué pasaría si este tipo de sistemas se llegaran a proponer en México?

"Bueno lo que pasa es que uno no puede llegar a proponer que la industria cambie. Todos los cementeros saben de la existencia de estos materiales y cuándo pueden, logran encontrar el nicho adecuado para introducirlos al mercado. Obviamente son mucho más caros. A mí en lo particular me extraña que cuando usamos por primera vez en el edificio bajo del conjunto Arcos Bosques el cemento blanco, éste era 30 o 40% más caro que el cemento gris, pero ahora es cuatro veces o tres veces más caro; algo pasó. Lo calificaron como un material de lujo y el material potenció su precio".

Ahora que menciona este conjunto ¿qué diferencias notó al construir la segunda torre de proyecto Arcos Bosques?

"En la última de las torres separadas no hubo gran diferencia en acabado; mejoramos un poquito tal vez. Aunque más fácil no fue; sin embargo, ahora no tuvimos tantas angustias que a veces pensamos, como el hecho de que no llegara la mezcla o que se fuera a pasar, etc. Ahora no pasó eso, como que ahora fue mucho más fluido el trabajo".

Finalmente le preguntamos: ¿Ha existido algún vínculo con el IMCYC en su trayectoria?

En algún momento fui invitado a dar algunas conferencias. Por el momento no ha existido más relación pero posiblemente se de una nueva oportunidad. Uno nunca sabe". c