La eficiencia de la infraestructura es la herramienta imprescindible para que la economía de cual-quier país funcione de manera competitiva. Sin embargo, en los últimos años la calidad de la infraestructura se ha de-teriorado, tanto en países desarrollados como emergentes. En estos últimos se presenta un fuerte rezago inherente al retraso tecnológico y la necesidad de la industria de la construcción de ser más competitiva con nuevas tecnologías que permitan optimizar los procesos constructivos sin demérito de la calidad.