Quién y dónde

La salud en la mente y en el diseño

Nuestro entrevistado, el arq. Sergio Mejía Ontiveros, ha presidido la Sociedad Mexicana de Arquitectos Especializados en Salud, y la Sociedad de Arquitectos del Instituto Politécnico Nacional. También ha sido catedrático de posgrado en la UNAM –en la especialidad de Arquitectura Hospitalaria–, y es director general de Arquinteg.

De apariencia serena y reflexiva, el arquitecto Mejía, durante la charla, intenta dominar el impulso que le impele a hablar de sí mismo en plural, como alguien habituado a ser la voz de muchos. “Nosotros estudiamos la carrera de arquitectura… Bueno; yo estudié la carrera de arquitectura…”. Y así, haciendo un recorrido por los trabajos
realizados, poco a poco, comienza a
relatarnos parte de su vida.
“Nací en Michoacán. En un pueblo pequeñito, Araró, en el municipio de Zinapécuaro. Mi papá era ferrocarrilero, por eso me tocó nacer allá; pero tengo hermanos que nacieron en Pátzcuaro y en Uruapan. Me trajeron a la Ciudad de México como a los 10 años donde empecé a estudiar en escuelas públicas y terminé en el Politécnico”. De entre sus recuerdos de aquel poblado, la imagen de la tranquilidad y la calma es lo que sobresale, además de la referencia a una imagen milagrosa conocida como el Señor de Araró, de gran veneración.

¿Por qué estudiar arquitectura?, le pregunto: “Siempre me llamó la atención, y como me gusta la historia… Y la historia, pues es la que nos ha legado obras de arquitectura. También me gusta el estudio de las religiones; y también lo que tenemos en el mundo que son edificios religiosos… Entonces eso lo va a uno llevando…”. Y así, sin más, rememora: “Era fantástico estudiar en ese entonces en el Politécnico… Para el primer año de la carrera éramos veinticinco alumnos, de las 7 am a las 11, y de las 11 a las 2 pm, el grupo se dividía y quedábamos 12, y como la gente iba saliéndose, terminábamos con grupos de 6 alumnos; era maravilloso. Las principales materias eran: Urbanismo, Teoría de la arquitectura, Composición arquitectónica, materias técnicas como Costos, Materiales o Estructuras. Tuvimos maestros muy buenos. Entré a la Escuela de Arquitectura en 1965 y salí en 1969. Y como ya tenía cuatro años trabajando con un arquitecto que se dedicaba a hacer unidades médicas, pues mi tesis fue sobre un hospital. La idea principal que yo tenía, a partir de ahí, era hacer arquitectura… Y se siente fácil, pero es bastante difícil, porque sale uno sin la experiencia adecuada, aunque ya tenía unos años trabajando. Yo empecé a trabajar a la par con la escuela. La ilusiones era hacer arquitectura… hacer un edificio cuando menos.

Tuve la fortuna de trabajar en despachos dedicados al proyecto que tenía el IMSS. Resultó interesante porque nos introdujo a un medio desconocido para nosotros los arquitectos. Nos dieron las bases para poder dimensionar y planificar. Las instituciones de salud en México cuentan con muchísima información; creo que fue relativamente sencillo entenderlos y poder sacar una serie de indicadores de morbilidad para poder dimensionar las unidades, a nivel nacional o en cada uno de los diferentes estados. Y con eso, posteriormente, empecé a trabajar en normatividad con ellos. Es decir, se empezaron a desarrollar las normas del IMSS –posteriormente las del ISSSTE–, para poder administrar a los diferentes proyectistas y originar en las unidades médicas un estándar a cumplir. Posteriormente, entré a dirigir el área de proyectos del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), donde una de las primeras acciones fue una planeación inmobiliaria para ver dónde necesitábamos unidades y dónde eran pequeñas; además de ver cómo se encontraba la Institución. Se hicieron muchos programas interesantes; ahí estuve 14 años en dos etapas: una de 1969 a 1971; la otra de 1975 a 1986. Fue muy ameno, porque se pudo aprovechar la experiencia que ya se tenía de los estudios anteriores, y de cómo trabajaba el Seguro Social. El impulso que tuvo el Seguro Social se dio con López Mateos y en la época de Echeverría. El impulso de la Secretaría de Salud, fue exactamente igual, a la par que con el ISSSTE. La política nacional era social, y entonces,las instituciones sociales tenían gran presupuesto y les importaban. A partir de la mitad del sexenio de López Portillo la política cambió y las instituciones se descuidaron. En la actualidad, se tienen programas de construcción, pero son paliativos; y ya no hay una planeación a largo plazo de la seguridad social en México.

En 1986 finalicé con la etapa del ISSSTE, y me dediqué a la iniciativa privada. El despacho arrancó en 1969; pero fue estructurado legalmente en 1979. Trabajábamos con otra firma. Ellos se quedaron encargados de la oficina y yo fui a trabajar al Gobierno. En el ISSSTE, a nivel nacional. Trabajamos desde Yucatán hasta Tijuana. Posteriormente con el dueño de Sport City, también empezamos a planificar y a crear los indicadores para poder dimensionar la cadena. Eso también fue muy agradable porque partió del mismo proceso. Toda la parte de planeación primaria; para poder apreciar lo que hoy se conoce como Sport City. Este esquema se repitió con el Instituto Politécnico Nacional, en una planeación inmobiliaria de los centros escolares que tiene el IPN. Ahí nos dieron la oportunidad de hacer el proyecto de la Dirección General del Instituto Politécnico Nacional, en Zacatenco; y de remodelar varios edificios: la Dirección Académica y la de Administración. Así, tuve la oportunidad de trabajar en la escuela donde me formé". Para Mejía Ontiveros, la arquitectura es el Todo. “Después de la naturaleza viene el espacio, manejable como espacio abierto o cerrado… Y la arquitectura es un todo porque lo lleva a uno a la pintura, a la escultura, a la decoración. Lo pone a uno en contacto con los artesanos, con las técnicas científicas; es un universo. Eso es lo que yo le veo de atractivo, que uno entra y nunca termina. Creo que la vida o el promedio de vida que tenemos los seres humanos es corto para tanto que hay y que existe”.

 

Obras representativas de Arquinteg:

• Museo de Antropología, en Xalapa, Veracruz.
• Centro Médico de Rehabilitación de la SSA.
• Hospital de Especialidades del IMSS en Monterrey, Nuevo León.
• Dirección General del IPN, en la Ciudad de México.
• Hospital General de Zona, en Ciudad Juárez, Chihuahua.
• Centro Nacional de Rehabilitación de la Secretaría de Salud, en Ciudad de México.
• Sport City, Plaza Loreto. Ciudad de México.
• Sport City Executive Club. Ciudad de México.

 

Acerca de la arquitectura global, y dirigiendo la mirada al urbanismo estadounidense, Mejía Ontiveros afirma que el permanecer en el automóvil entre dos y tres horas al día no es un progreso sino un retroceso: “El que nos copiemos un edificio, pues no es un avance. Si no tenemos la industria que nos soporte para hacer un edificio como lo tienen los ingleses o los franceses, sólo estamos importando algo". Y para Mejía eso equivale a seguir, en cierta forma, colonizados. “Hoy en día, que hemos descuidado lo social en las grandes políticas nacionales ¿Qué vemos? Que el 80% de los mexicanos son pobres. Unas diferencias abismales. Un sinnúmero de Méxicos: uno que está a la altura de cualquier país del mundo; u otro que está al nivel de cualquier país que no aparece ni en el mundo. No podemos erradicar el analfabetismo y tenemos un desempleo bárbaro. Por otro lado, existen empresas trasnacionales sumamente ricas y eso nos lleva a edificios también de ese mismo nivel. Creo que México debe aprovechar más lo que tenemos; una población grande con un territorio inmenso. Para mi gusto, tendríamos que impulsar la educación, y al impulsar la educación, vendrían los edificios educativos. Tendríamos que también impulsar la pesca y también vendrían edificios; fábricas para congelar, empaquetar y mandar. Por ejemplo, en los 70’s los brasileños venían y se quedaban espantados del avance tecnológico; ahora los brasileños nos venden tecnología. Yo creo que hay que impulsar este país de nuevo. ¡Que bueno que ahora estamos abiertos y tenemos la posibilidad de conocer lo que se hace en el mundo; pero no que dependamos de ellos! Debemos crear nuestra tecnología, aunque sea incipiente, poco a poco, e ir desarrollando este país… Y obviamente la arquitectura va a ir al parejo, porque la arquitectura es una necesidad para cualquier desarrollo; una consecuencia del desarrollo”. La educación se evidencia como una preocupación recurrente; “Tenemos que ir con el avance tecnológico que impera en el mundo. Eso lo dará la educación. Entonces, ¿en qué debemos invertir? Obviamente, en educación y en ciencia y tecnología. No digo que nos quedemos a la zaga; nosotros tenemos que ir… Pero no nos podemos confiar. ¿Qué es lo que nos hace falta? Generar. Si queremos tener un crecimiento económico tenemos que generar”. Sobre la Ciudad de México, Mejía resalta como temas medulares a tratar el del transporte público y de nuevo, la educación. El primero para mejorar la calidad de vida del ciudadano; el otro para propiciar una ciudad más limpia y verde, y para contrarrestar la contaminación. Cabe decir que, actualmente, su despacho desarrolla un hospital en Aguascalientes, otro en Zumpango; la Suprema Corte de Justicia (a punto de inaugurarse en el Estado de México), y un Palacio Judicial en San Luis Potosí.

Al indagar sobre aquello que le apasiona, el arquitecto respondió: “ el tratar de hacer las cosas mejor y aprender cada día de la gente y de lo que pueda, porque cada día, yo creo que en el caso mío, cuando aprendo algo me siento muy satisfecho…”. c

Tania Sánchez
Retratos: Luis Méndez

 

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