Gente responsable

Gregorio B. Mendoza
Retrato: A&S Photo/Graphics.

 

Nuestro entrevistado ha demostrado desde mucho tiempo atrás un extraordinario compromiso con estrategias que beneficien al medio ambiente y, por ende, al hombre.

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David Morillón Gálvez es ingeniero civil egresado de la Universidad de Guadalajara, maestro en Diseño Bioclimático por la Universidad de Colima y doctor en Ingeniería por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la cual es catedrático en el área de Posgrado. Su profesión y trayectoria profesional las ha vinculado al compromiso por investigar y lograr nuevas estrategias en beneficio de un ambiente más sustentable y mucho más saludable para todos.
Para él, la industria de la construcción ha realizado un importante trabajo en los años recientes. Sin embargo, se muestra crítico ante sistemas de acreditación como el LEED y afirma que existen muchas otras alternativas para favorecer una verdadera cultura verde. Construcción y Tecnología tuvo el honor de conversar con él en su laboratorio dentro del Instituto de Ingeniería de la máxima casa de estudios de México.

¿En qué nivel se encuentra la práctica sustentable de la industria de la construcción?
“Creo que falta información en cuanto a consumo energético y sobre las características de los materiales. Con ello se ha provocado que no se puedan obtener números especializados sobre cómo se comportarán los materiales y cuál será su impacto real al utilizarlos en la construcción en términos de sustentabilidad. La normatividad oficial mexicana ha tratado de catalogar los materiales para visualizar su procedencia, o si son de algún laboratorio o industria establecida como el vidrio o el cemento. Se tienen datos técnicos de su producción o en general de sus características, pero creo que está incompleta la información. Sectores grandes como el metalúrgico o el cementero sí tienen datos de consumos y algunos otros para analizar su impacto ambiental en específico porque ellos ya cuentan con un amplio registro. Desafortunadamente en nuestro país hay dos escenarios extremos bien definidos: las grandes industrias con tecnologías de punta y la manufactura artesanal. Pongo un ejemplo: nuestras industrias cementaras con presencia en el mundo como CEMEX, y las productoras locales de adobe que encontramos en diversas partes de la provincia”. Nuestro experto –con amplio reconocimiento en diversos institutos y organizaciones–, ha sido miembro del Comité de Normas para Equipos y Sistemas Solares en NORMEX, representante de México en la Red Iberoamericana de Diseño Bioclimático y Energías Renovables del CYTED, miembro del Renewable Energy Expert Committee, de la Commission for Environmental Cooperation de Estados Unidos, México y Canadá. Y con toda esa experiencia y perspectiva global sobre el tema nos indica que, aún nos falta mucho
camino por recorrer.

Y ¿Cómo vamos? ¿Qué nos falta?
“Déjame mencionar un ejemplo: España cuenta con su catálogo en el cual indica qué materiales son más adecuados para el medio ambiente, y de qué forma les permitirá tener un edificio sustentable. Estados Unidos hizo una guía de materiales verdes. En México hay una línea que es la de los materiales ahorradores de energía, que la tiene el Fideicomiso para el Ahorro Energía eléctrica (FIDE) de CFE y en el cual acreditan materiales o productos que garanticen un beneficio en el consumo y otros como aislantes, que no permiten la ganancia térmica al interior de un edificio ni la pérdida del aire frío que genera el aire acondicionado. Apenas en ese nivel estamos. No es suficiente pero en México sólo tenemos esos dos pasos.

Necesitamos involucrar a todas las industrias pequeñas o no, a hacer un verdadero análisis de la procedencia y características de sus productos vigilando no sólo lo ‘sustentable’, sino lo que hay detrás como la vida útil de ese material; la huella de carbono; la de los desechos que provoca y algo muy importante: el gasto energético que implica su producción y en su caso, plantear la posibilidad de utilizar energéticos alternos con menor impacto ambiental.

Para las empresas y los productos que han registrado sus marcas ante el FIDE este organismo les ofrece beneficios como: una campaña nacional de difusión del sello FIDE; motivar al usuario a utilizar productos eficientes ya catalogados; la posibilidad de financiamiento en proyectos y programas; el fomento de competitividad tecnológica y comercial para mayor consolidación del mercado, entre otros. Pero no ha sido suficiente y en la industria de la construcción la presencia es limitada”.

Una materia gris sustentable
Recientemente el Centro Mario Molina (CMM), publicó en su doenergéticumento Estrategias de Mitigación de Gases de Efecto Invernadero en el Sector Cemento (2008) que la mala imagen que se asociaba a las plantas de cemento mexicanas prácticamente ha quedado en el recuerdo. No obstante, ha hecho una fuerte recomendación de que esta industria “todavía puede reducir su impacto en el medio ambiente”. El organismo señaló que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) aumentaron 67% desde 1996 a la fecha en el territorio nacional y que tan sólo en 2005 la industria emitió 27.2 millones de toneladas de CO2.

El reporte del CMM propone cinco estrategias puntuales con la finalidad de aminorar las afectaciones al ambiente, a saber: mejorar el rendimiento energético durante la fabricación del cemento, incrementar la utilización de combustibles alternos, modificar la composición del cemento con constituyentes que requieren menos energía para obtener el clinker, incentivar la captura y almacenamiento de CO2, la autogeneración y cogeneración eléctrica. Y justamente sobre las estrategias que siguen las grandes empresas cementeras cuestionamos a nuestro entrevistado.

¿Qué está haciendo la industria cementera para ser aún más sustentable?
En el caso de Holcim Apasco y CEMEX han generado una responsabilidad ambiental basada en diferentes
estrategias. En el caso de la primera han motivado la conciencia de arquitectos, sociedad y dependencias a través de un concurso internacional que cada día resulta más importante y que tiene aportaciones claras. En el caso de CEMEX, con un premio y sus publicaciones, ha cimentado esta cultura. Quizá lo más relevante de ello es que ambas empresas se han acercado a la UNAM para apoyar diferentes temas de investigación en cuanto a beneficio energético con lo cual se ha vinculado el gran prestigio de la universidad con la docencia e industria. Ese es un buen camino”.

Cabe decir que el doctor Morillón ha publicados varios libros bajo el sello de la Universidad de Guadalajara, la UNAM, CFE, CONAVI, la ANES y editorial Trillas. Ha dirigido más de 80 tesis de licenciatura o posgrado y participado en más de 300 congresos nacionales e internacionales, además de haber publicado varios artículos sobre ingeniería, arquitectura, energía renovables, ahorro de energía, medio ambiente, ecología, sustentabilidad y cambio climático en revistas mexicanas y extranjeras, y ser merecedor de diversos premios y reconocimientos a su trayectoria de alcance internacional.

En qué fases debe de ser analizado el impacto ambiental de un material como el concreto?
“Si pensamos en un ciclo de vida, debemos considerarlo en tres etapas: extracción y fabricación; vida útil y disposición final; es decir, cuando se tira la edificación y se convierte en escombro. En este caso enfatizo que el impacto tiene que observarse de forma holística. Incluso, debemos analizar su transportación; la cercanía con el lugar en donde será utilizado y estudiar si tiene un impacto negativo o positivo por sus características: si absorbe o refleja calor; si permite una iluminación natural, etc. Aunque dependerá de donde se encuentra la edificación y de particularidades como las condiciones climáticas, eso se puede cuantificar, y ahí es donde entra México pues en nuestro país se ha entrado más en una normatividad que tiene que ver con la parte de la vida útil del edificio; qué se recomienda en cuanto a las características de los materiales que se deben de colocar; qué se recomienda en el manejo de los materiales para cada condición climática. Incluso hay programas específicos que hablan de cómo apoyar el ahorro de energía a partir de la selección de materiales”.

¿Qué nuevos procesos se están obteniendo en el concreto a través de la investigación?
“Hemos obtenido valiosos ejemplos de concreto reciclado que es una mezcla que aprovecha los residuos de los escombros producidos en las edificaciones. También estamos tratando de encontrar la forma en qué el concreto sea menor conductor de calor que es una problemática que afecta –por cuestiones climáticas–a dos terceras partes de nuestro país. Queremos prescindir de aislamientos adicionales y conservar la resistencia a esfuerzos como el de compresión para que esto sea viable”.

¿Se han obtenido buenos resultados?
“Se ha hecho por parte de las cementeras en México la producción de los denominados ‘concreto de baja conductividad’; pero no se han logrado mantener sus características ideales en cuanto a comportamiento estructural, y con ello se ha limitado su participación en grandes edificios. Aunque esto mismo permite visualizar oportunidades importantes en la vivienda –ya que los esfuerzos son menores– o en los prefabricados ya que se pueden reforzar y lograr un comportamiento ideal”.

¿Cree usted que este concreto represente beneficios específicos en el tema de la vivienda mexicana?
“Claro, de principio en el tema energético. La vivienda representa el 25% de consumo, lo que es igual a 26 millones de viviendas. Si analizamos que en este sexenio se planteó construir 6 millones, la oportunidad está a la vista. Se trata, simplemente de ‘ganar-ganar’ en un sector que crece tanto como lo es éste”.

¿Quiénes deberían de sumarse a este tipo de iniciativas?
“Creemos que el personal humano de las universidades que imparten cátedra de arquitectura o ingeniería; el usuario; el gobierno, que es quién requiere esta información, y también las industrias, quienes son los que producen y comercializan sus insumos y se esfuerzan por un beneficio sustentable”. Para nuestro experto, se debe replantear la importancia de la trilogía función, estética y confort. Actualmente es asesor en el tema de diversos edificios en Nayarit y algunas sedes de la constructora ICA, quienes –como lo afirma Morillón– han solicitado que su arquitectura se fundamente en principios de sustentabilidad y ahorro energético. Los primeros pasos ya están dados, habrá que fomentar y procurar estas iniciativas que afortunadamente ya son más en nuestro país. c