Con el prestigio del ACI

Juan Fernando González G.
Retrato: Luis Méndez.

El American Concrete Institute
(ACI) es una de las entidades más
prestigiadas en su tipo, y es tal
su relevancia que cuenta con 98
capítulos alrededor del mundo y
20 mil miembros de 108 países.

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En agosto pasado se dio el cambio de estafeta de la directiva del ACI, en su sección Centro y Sur de México, por lo que Construcción y Tecnología charló en exclusiva con su nuevo presidente, el ingeniero Felipe Gómez Sánchez, para conocer algunos pasajes de su trayectoria profesional y los objetivos específicos de su gestión.
El ACI, dice el directivo, siempre se ha caracterizado por ser una institución que promueve los programas de certificación de los profesionales de la construcción; sin embargo, durante el año que estaré al frente del organismo trataré de ampliar el abanico de posibilidades en materia de capacitación en torno al concreto. Para ello, señala, se creará la “Clínica del concreto”, un servicio que se proporcionará a través de Internet y que tendrá como fin resolver todo tipo de dudas relacionadas con este tema.
Gómez Sánchez formó parte de una generación por demás emblemática, la 1968-1972, de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional (IPN). En esa época, el joven profesionista empezó a trabajar en el Emisor Central, el cual fue creado con la finalidad de manejar el agua pluvial de la Ciudad de México. Posteriormente, laboró en la planta de Concretos de Alta Resistencia y de allí ingresó a una empresa de supervisión de obras en el Estado de México, lo que le permitió ser testigo de la construcción de la infraestructura de lo que hoy se conoce como Ciudad Azteca y Valle de Aragón, zonas limítrofes del Distrito Federal con el Estado de México.

“Un día vi un anuncio en el periódico en el que solicitaban personal para trabajar en el Laboratorio Nacional de la Construcción, y acudí a una entrevista con el ingeniero Marco Faradji. A partir de entonces empecé a desarrollar diferentes pruebas de laboratorio e incursioné en el área de ventas técnicas y en los rubros de concreto, terracerías, acero de refuerzo, pavimentos, etcétera. Después, en 1979, ingresé a la Asociación Metropolitana de Concreto Premezclado, y luego de un año de trabajar allí acepté la oferta para hacerme cargo de la jefatura de Laboratorio de Concretos de Alta Resistencia. A partir de 1994 me desempeño profesionalmente como gerente técnico de la Asociación Mexicana de Concreto Premezclado (AMIC), y hoy me da mucho orgullo representar los intereses del ACI, Centro y Sur de México”, afirma.
El ingeniero Gómez Sánchez sonríe tras expresar la última frase y, como si debiera ratificar el placer que le proporcionan las labores que desempeña, cuenta que toda su vida ha tenido retos y que ha salido avante de ellos gracias al deseo de ampliar sus conocimientos. “He tenido que vencer grandes obstáculos, pero también he tenido el privilegio de interiorizarme, cuando menos operativamente, en el trabajo que realizan las empresas premezcladoras de México, algo que no es fácil de lograr. Así, he podido entrar a todas esas casas en misiones diferentes. Tengo muy buenos amigos en todos lados y cuando se me requiere para algo allí he estado. Me encanta mi profesión, a tal grado, que mi esposa se pone muy celosa de ella”, afirma al momento de reír de buena gana.

Evolución
Es un hecho que en tan sólo tres décadas la situación de la industria de la construcción, y específicamente la que tiene que ver con el concreto, se ha modificado ostensiblemente. Antes no había tantas categorías como ahora, dice el directivo: “El concreto se manejaba por resistencias y por ciertas especificaciones, como los tamaños máximos, el revenimiento, el tipo de cemento y el uso o no de aditivos. Realmente se marcaban en los proyectos las cualidades y los requisitos de acuerdo a los planos estructurales, y en base a eso se fabricaban los concretos. “Todo se hacía de acuerdo a la resistencia a la compresión, que es como básicamente se vendía el concreto, y claro, con la modalidad de si era tirado a suelo o si se trataba de concreto bombeable”, explica. “La diversidad de concretos que existen hoy día les permite a los arquitectos dar rienda suelta a su imaginación –comenta el entrevistado– por lo que el ingeniero debe encargarse del trabajo rudo, el relacionado con el cálculo. No obstante, hoy día es sumamente importante hablar de los costos porque ello determina en gran medida la popularidad de un concreto”.
“Esto es perfectamente claro –apunta el ingeniero Gómez Sánchez– ya que un concreto translúcido, por ejemplo, cuesta 19 veces más que uno convencional, y ello impide que se ponga de moda; sin embargo, es importante que exista esa gama de concretos porque en determinado momento sabemos que están allí y podemos utilizarlos”, afirma.

Lo que viene
El ingeniero Gómez Sánchez ha procurado estar al día en todo aquello que se refiere a su área de trabajo, lo que incluye su participación en las diferentes directivas del ACI del último lustro. La diferencia es que ahora, desde la posición de la presidencia, “debo estar más interiorizado con las necesidades de la asociación y quiero impulsar que sea autosuficiente”, asevera. Además, el ACI ha hecho del último jueves de cada mes un día especial, toda vez que organiza una jornada en la que se plantean temas de actualidad para todos sus miembros. Sin embargo, el ingeniero Gómez Sánchez ha detectado que sería importante organizar ciertos actos que tuvieran mayor repercusión. De allí que sea el precursor del Primer Encuentro de Universidades, un foro en el que los estudiantes de instituciones de educación superior podrán intercambiar puntos de vista con ponentes de reconocida trayectoria dentro del ámbito de la ingeniería.
El presidente del ACI está convencido de que este escenario será el adecuado para difundir el conocimiento que se genera en la academia, pero también una manera de crear un espíritu de competencia positivo entre las escuelas privadas y públicas de todo el país. Apenas comienza la planeación de este proyecto, por lo que habrá que estar atento a la convocatoria correspondiente.
“Quisiera hacer muchas cosas más –dice el entrevistado– pero mi gestión sólo dura un año y por ello no es bueno prometer”. Sin embargo, el presidente del ACI no duda en ningún momento en ofrecer la ayuda de la institución que comanda a todas las empresas ligadas al concreto. Las puertas están abiertas para todos los interesados, especialmente los estudiantes, apunta, “porque las universidades mexicanas forman magníficos cuadros de ingenieros, a los cuales se les debe dar las oportunidades necesarias para que puedan cimentar una buena trayectoria. Recuerdo que cuando yo estudiaba la mayoría de los profesores enseñaban temas de concreto basados en la teoría, y hoy se repite la historia en muchos casos. Lo que deberíamos de hacer es llevar al estudiantado a las obras para que perciban la realidad, y hacer algo para que también entiendan la parte relacionada con la normatividad, con la ecología, e incluso con el desarrollo personal, porque es bien sabido que a los ingenieros les cuesta mucho trabajo expresarse y dejar de ser introvertidos. Todo esto impedirá que se los baile el maestro… el maestro albañil”, concluye.

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