El concreto en el espacio público: una experiencia táctil

Texto y fotos: Yolanda Bravo Saldaña

    

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¿Se ha puesto a pensar que el concreto está presente en muchas de nuestras actividades, no sólo en los edificios? Las banquetas, los postes, en buena parte del mobiliario urbano, en plazas, en las vías y calles pavimentadas, en el drenaje, en muelles, escolleras; en fin, el concreto, aunque en ocasiones no lo veamos, forma parte de nuestra cultura. Y para conocer un poco de la relación del concreto con el espacio público Construcción y Tecnología asistió al Congreso Internacional sobre Espacio Público, que se desarrolló en la ciudad de Querétaro, del 17 al 19 de septiembre pasados y el cual estuvo organizado por el Tecnológico de Monterrey campus Querétaro –a través de su Escuela de Arquitectura– y por la revista internacional de arquitectura Arquine. En este interesante encuentro participaron despachos y arquitectos de enorme prestigio como Marván Arquitectos (de Querétaro), Enrique Nieto (de España), Claudio Vekstein (de Argentina), Giancarlo Mazzanti (de Colombia) y Carlos Jiménez (de los EUA), entre otros, quienes presentaron parte de su obra y reflexionaron sobre la trascendencia del espacio público, en la vida cotidiana del hombre.Sobre la presencia e importancia del concreto en el espacio público, Enrique Nieto –arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid– comentó en primera instancia que: “En Europa, durante mucho tiempo, desgraciadamente, el concreto estuvo vinculado a los sistemas fascistas. Franco lo
usó mucho porque es un material fuerte, duro, estable. Terminado el franquismo apareció la gran figura del maestro Fisac, quien de manera innovadora buscó quitarle toda esa carga ideológica y lo presentó con un carácter más plástico, investigando mucho acerca de las grandes cualidades del material. Desde mi perspectiva, el concreto es un material maravilloso el cual debe seguirse investigando.

Tiene muchas propiedades de flexibilidad y de adaptación a los espacios. En los espacios públicos españoles –señala el arq. Nieto– se está usando mucho el concreto impreso. Sin embargo, creo que puede ser aprovechado de muchas más maneras; sólo que considero que, al menos en España, falta aún mucha investigación. Creo que el material en España está aún desaprovechado cosa que no comprendo pues considero al concreto muy noble. Me gusta, en el espacio público, la capacidad que tiene el concreto de transformarse con el tiempo. Envejece de una manera maravillosa; compagina muy bien con el tema de la vegetación; con los colores. Porque además, en el espacio público debe tener condiciones de durabilidad que este material puede dar fácilmente. En sí, la experiencia que he tenido en espacios públicos con otros materiales, digamos más ligeros, ha sido bastante dudosa pues tienen una caducidad rápida y uno ve las plazas de hace diez años, destrozadas. Además, el concreto es idóneo para el espacio público por su flexibilidad formal, porque se puede poner en grandes superficies, a escala grande; tiene valores que no han sido sustituidos por otro material”. Otro arquitecto que fue entrevistado durante este importante congreso –desarrollado en el Teatro de la República y en el propio campus del ITESM– fue Claudio Vekstein –arquitecto y profesor permanente del Programa de Master de la Escuela de Arquitectura y Paisajismo de la Arizona State University, en los EUA–, quien se declaró un “fanático” del concreto armado porque: “Yo creo que, de entrada, en Argentina, hay una mano de obra muy calificada respecto al concreto armado. Hay personas que tienen un conocimiento claro del concreto y un manejo en tiempo y en costo muy accesible.
Esto por un lado. Pero, por otro lado, también está la maleabilidad del concreto respecto a todo tipo de posibilidades –plásticas, formales, etcétera–, la durabilidad, la sustentabilidad o la economía; todo esto hace que el concreto sea el material ideal para la obra pública. En América Latina hay una aceptación muy extendida del concreto como una base material, digamos noble, para el espacio público, que no le quita ningún mérito respecto a otros materiales. En espacios públicos se está usando mucho el adocreto, en mobiliario –asientos, bancos públicos–; en algunos casos de proyectos míos he querido llegar hasta la iluminación y barandales en concreto pero por cuestiones de licitación no se ha podido. En el espacio público el concreto armado, a diferencia del acero, tiene propiedades más cálidas y mucho más táctiles que el acero. Yo trato de evitar el acero, no sólo por cuestiones de costo y mantenimiento sino porque creo que, al menos en Argentina, la gente está más acostumbrada a tener una relación táctil con el concreto, más que con el acero. No sólo porque sabemos trabajarlo sino que lo sabemos usar. El concreto, después de la piedra natural, es nuestra segunda piedra, como ya dijeron en este congreso anteriormente. Y bueno, además, en Argentina, casi no tenemos piedra así que el concreto es nuestra primera piedra”.