El concreto motriz

Gregorio B. Mendoza

En el 2006 fue inaugurado el museo que la Mercedes Benz construyó en la ciudad alemana de Stuttgart.
Este recinto del arte automotriz pretende mantener e incrementar en lo posible el poder de atracción que disfrutaba la antigua sede museística original que, siendo uno de los atractivos turísticos más importantes de esa ciudad europea, recibió la nada despreciable cifra de medio millón de visitantes en el año 2004.

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La capital del estado de Baden-Wurttemberg, Stuttgart, no puede alejarse de su cercana y constante influencia a la que está sometida por parte de la industria automovilística: al margen de albergar la sede de
Mercedes-Benz, acoge las instalaciones de otra de las referencias del automovilismo mundial: Porsche.

El gran constructor alemán de coches deportivos tiene la sede central en Stuttgart y también cuenta con un museo donde se exponen los modelos más icónicos de la marca, como el famoso 911. Por ello, debemos imaginar el contexto histórico en el cual se definió el carácter arquitectónico del flamante edificio, porque más allá de ser la nueva imagen de la empresa, este espacio resultaría ser la imagen moderna de una tradición e historia que, poco a poco, se ha convertido en añeja tradición, dentro de la cual la competitividad y diferenciación con otras marcas fueron y han sido pautas importantes para el desarrollo del proyecto arquitectónico. Así, una vez más la arquitectura es solución segura a las demandas de la mercadotecnia.

El contexto

En la actualidad, este icono de la arquitectura se observa franqueado por la autopista B14 que atraviesa los terrenos, justo enfrente de la fábrica principal, completando categóricamente el concepto de industria monumental y puerta urbana a la ciudad. El terreno está inmerso en las praderas industriales propiedad de Daimler-Chrysler en el barrio de Unyertürkheim. Justo al oriente se observan las más grandes fábricas y oficinas centrales de la famosa marca Mercedes-Benz. El corte e imagen de diseño no podía prescindir de las evocaciones tecnológicas y formales que son empleadas en el desarrollo de un automóvil, por lo que se recurrió al notable UN Studio para realizar uno de los más ambiciosos proyectos sobre el tema que además ha transformado la concepción arquitectónica de este tipo de recintos culturales.
El edificio es actualmente un excelente ejemplo de las nuevas condiciones que rigen los espacios museísticos del siglo XXI; aquí, se han sustituidos los espacios-bodega que tradicionalmente acumulan arte para introducir un discurso en el que se profundice en los antecedentes, personajes y retos de nuestro tiempo, con el fin de incrementar la cultura de diversos temas del visitante a través de la comunicación de una identidad propia.

Un Studio

Ben van Berkel y Caroline Bos ejercen la arquitectura desde 1988, luego de haber realizado estudios en Ámsterdam y Londres. En 1998 establecieron la firma UN Studio (United Net), que se presenta como una red de especialistas. Sus trabajos varían entre infraestructuras, diseño urbano, ingeniería, edificación comercial e industrial, vivienda y diseño interior. Entre otros proyectos, UN Studio ha realizado el Puente Erasmus, en Rótterdam (pieza clave de la renovación del área sur de la ciudad), la muy difundida Casa Moebius (Holanda), presentada en la exposición UN-Private House en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, entre otros edificios de mayor escala.

Los nuevos medios de producción que se han asumido a nivel global en la industria de la construcción, la actual condición trasnacional de la arquitectura, las nuevas técnicas de diseño y la cambiante y compleja naturaleza del proyecto los han llevado a desarrollar nuevas estrategias de trabajo que aspiran a obtener una visión holística de la arquitectura: "tiempo, uso, circulación y todos los otros sistemas materiales y virtuales o sus valores subyacentes son estudiados, visualizados, relacionados entre sí, y finalmente se reúnen en una organización estructural inclusiva".
La obra de UN Studio puede clasificarse dentro del poderoso grupo de holandeses influyentes en la arquitectura contemporánea, sus esquemas funcionales o soluciones formales hacen una constante celebración de las formas ideales, espacios fluidos y formas de matriz biológica, que en algunos casos distinguen las obras de Rem Koolhaas o MVRDV.

El nuevo museo —considerado una verdadera joya del diseño— sustituye al viejo, originalmente edificado en 1961, con motivo de los 75 años de la invención del automóvil, mismo que fue clausurado en Marzo de 2006. De esta manera con algo más de doce décadas posterior al acto histórico en el que Karl Benz hizo rodar el primer coche, se han abierto al publico los 16, 500 metros cuadrados de espacio expositivo que alberga la colección histórica de la marca, formada por 175 vehículos.
La concurrencia de varias influencias arquitectónicas radicales generó una nueva tipología que deja de lado las normas tradicionales, pero que al mismo tiempo hace una reinterpretación de alto nivel de las mejores soluciones empleadas en espacios tan reconocidos como el Museo Guggenheim —de Frank LLoyd Wright— en New York, el Museo Pompidou en Paris —de Renzo Piano y Richard Rogers— y la Nacional Galerie, del mítico Mies van der Rohe, en Berlín.

Al interior
El edificio posee un intricado sistema espacial que resulta fácil de comprender en el primer recorrido; sin embargo, el mismo concepto de continuidad espacial permite la imposibilidad de perderse garantizando un recorrido fluido y accesible. UN Studio empleó, por un lado, la superficie inclinada como estimulante de la movilidad y condicionante de recorridos y, por otro lado, las curvaturas sólidas para generar una asimetría profunda que se refleja en el interior y en el exterior del edificio. La fusión de estos sistemas geométricos produce pliegues que han permitido combinar las dos líneas expositivas en que está organizado el museo: colección y mitos. Desde ahí, los visitantes van recorriendo la exposición a lo largo de rampas. El espacio expositivo se extiende a más de 16,000 metros cuadrados y se complementa con tiendas, restaurante, cine e incluso taller de reparación de automóviles antiguos.

Definido por sus autores como un trébol tridimensional, la silueta del conjunto, en forma de hélice, quiere hacer referencia a la doble espiral del ADN. Para ello, el interior, dividido en nueve niveles diferentes, pretende mostrar integralmente la historia de los automóviles de la marca, mediante dos rutas diferenciadas organizadas en forma de esa doble espiral, comenzando desde la estructura superior; así, el visitante recorre el museo de arriba abajo. Tras llegar y subir al patio central ubicado en el nivel de acceso, sube en uno de los tres ascensores en los que se proyecta un video de introducción hasta una plataforma en el punto más alto del museo. Allí tienen su origen dos rampas helicoidales de concreto entrelazadas que descienden en toda la altura del edificio y generan espacios continuos para alojar cada una de ellas una línea de contenidos.
La primera gran rampa alberga la colección, modelos y las fachadas acristaladas que aportan iluminación natural y contacto visual con el contexto; mientras que la segunda es una sucesión de espacios escenográficos —dispuestos detrás de los paneles continuos de aluminio— iluminados artificialmente, que narran los mitos, personas, momentos históricos, decisiones empresariales, etcétera, de la marca.

“El contraste es
contundente
y es uno de los
temas de mayor
presencia en
el edificio."

La trayectoria helicoidal de ambos recorridos, que se contrarresta con plataformas horizontales semicirculares de concreto con 15 centímetros de espesor, ayuda a conseguir una experiencia visual intensa, en la búsqueda de un nuevo tipo de espacio museológico que relacione la obra con el movimiento a su alrededor. Cabe subrayar que el espectador tiene la posibilidad de cambiar de helicoide en cada instante, creando una circulación compleja que pudiera llegar a confundir la orientación.
El contraste es contundente y es uno de los temas de mayor presencia en el edificio; por dentro éste se presenta como una sólida masa de concreto de grandes cualidades plásticas que permiten resolver su función sin ningún problema, ya que columnas, cubos de circulación vertical, rampas y muros fueron construidos por piezas monolíticas coladas in situ o elementos prefabricados que bajo supervisión calificada fueron ubicados en la obra.
La presencia del concreto es notable; su manejo para resolver la forma ideada (un trébol ) y llevarla a la realidad constructiva, es excepcional. Habría que mencionar que para controlar todos y cada uno de los procesos de construcción y diseño fueron empleados diversos programas del más alto nivel en soluciones de realidad virtual, con ello se garantizó y controló cada una de las fases de este proyecto.

Construcción
En el proceso de concepción de este museo participaron casi 250 oficinas de ingenierías que han producido cerca de 40,000 planos; se usaron 120,000 toneladas de concreto, 850 pilotes en la cimentación, 100 kilómetros de tubo de polietileno, 630,000 metros de armado o acero estructural, 120,000 lámparas y 14,000 metros cuadrados de vidrio; el museo, proyectado, como ya se dijo, por el estudio de arquitectos holandés UN Studio, se ha construido en un tiempo récord: tan sólo dos años y medio. También de récord fue el costo final de la obra, que se elevó a casi 150 millones de euros. En total, las nueve plantas del edificio suman 16,500 metros cuadrados de exposición, que reúnen la historia del automovilismo a través de modelos que ya son leyenda para los amantes del automóvil.