Un gran hombre:
un gran faro

Gabriela Celis Navarro

La historia del concreto vinculado a la construcción de faros resulta no sólo interesante sino altamente romántica por el mismo simbolismo que este tipo de construcciones conlleva. No olvidemos que un faro, en términos generales, es la estructura que guía y protege a los marinos y a sus embarcaciones; a los que se encuentran “sin tierra” —aunque sea por un tiempo— a merced de las tempestades, de los acantilados y demás peligros.

Y dentro de la historia de los faros, contaremos acerca de uno de los más importantes del mundo realizados en concreto. Fue un ingeniero británico el comisionado en construir por tercera vez un faro en el acantilado de Eddystone, en la costa de Cornwall, localizada a 8 km de Plymouth, en Inglaterra. Con anterioridad se habían construidos dos faros en madera, los cuales habían desaparecido, el primero por un incendio y el segundo debido a un fuerte vendaval.

Este ingeniero —de nombre John Smeaton (1724-1792)— se sumergió en una serie de estudios con el fin de hallar la mejor solución para que el faro a construirse no tuviera el mismo fin que los dos anteriores. De sus estudios sacó la conclusión de que la única forma de garantizar la resistencia de la estructura sería usando piedra unida con un mortero producido con cal calcinada para formar una construcción monolítica la cual debía soportar en su parte inferior, la acción constante de las olas y de los vientos con alto contenido de agua de mar. Y fue con ese mortero y con rocas que Smeaton levantó este grandioso faro.


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La labor constructiva duró seis semanas y entró en servició en octubre de 1759. Para 1876 una parte de la estructura se debilitó por lo cual el faro tuvo que ser reemplazado por uno más grande. Sin embargo, a petición de los vecinos de Plymouth, ese antiguo y elegante faro fue desmontado hasta su cimentación, volviéndolo a levantar ya en la ciudad, como monumento a la grandeza ingenieril, tal y como ahora se encuentra.

Cabe decir que la cimentación del faro aún permanece en su sitio original, después de más de 200 años de haber sido realizada, desafiando a las olas como mudo testigo de la grandeza del concreto. Sin duda alguna, el ingeniero John Smeaton pasó a la historia no sólo por este trabajo sino también por haber publicado sus estudios experimentales en torno a la fuerza motriz del agua y del viento. Además, se dice que fue el primero en producir un cemento de alta calidad, después de los portentos realizados en la época del Imperio romano. Su obra escrita, por mucho tiempo, fue considerada uno de los textos “clásicos” en la materia.