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Arquitectura

Un refugio para artistas


Realizar una vivienda para dos artistas no es tarea sencilla. Si bien una casa supone rigor y oficio para generarla, el incluir dentro de la cotidianidad hogareña la labor creativa de los usuarios hace del diseño algo más complejo.


La casa que presentamos es un gran ejemplo de éxito que demuestra utilizar tres elementos valiosos en la creación de una obra: modestia, equilibrio y con gran personalidad a través del concreto.


Mucho más que el hogar


El despacho M+N Arquitectos fue fundado en 2004 por los arquitectos Guillermo Martínez Coghlan y María Eugenia Nava. En el año de 2009 se asociaron con la arquitecta Patricia Perera para realizar una casa para dos artistas. “Los clientes, son una pareja de catedráticos de la Universidad de las Américas en Cholula Puebla, y mantienen desde hace casi diez años una estrecha relación con la arquitecta Perera; en marzo del 2008 nos invitaron a través de ella a realizar este interesante proyecto”, explicó Martínez Coghlan.


Desde el inicio coincidían en la idea de que cada espacio debía tener una cualidad que lo hiciera único y que todos los que se construyeran tuvieran características propias tanto en altura y dimensiones como en la presencia de luz y sombra generada a lo largo del día. Con esto emergió la base teórica para iniciar la construcción de este proyecto, el cual está profundamente arraigado al entendimiento y su posicionamiento en el sitio de emplazamiento: el fraccionamiento Ex hacienda San José Actipan, un nuevo desarrollo en pleno crecimiento colindante a una zona agrícola que es parte de un altiplano rodeado por diferentes puntos visuales de referencia en San Andrés Cholula, en el estado de Puebla.


Características


El terreno se encuentra orientado con respecto a los puntos cardinales; así, la casa-taller se estableció como una isla dentro del mismo ya que se buscaba anular la volumetría del paramento de la calle. Por ello, “la propuesta surge a partir de una no forma, la cual permite integrar diferentes elementos en ella, así como dar una clara lectura al análisis del entorno y del programa arquitectónico que teníamos que resolver”, afirmó Guillermo Martínez.


Con esa intención se separaron dos bloques como comúnmente se realiza: uno de vivienda (público) y otro de trabajo (privado). El primero de ellos contiene el área pública (comedor, cocina, sala, áreas de servicio, etc.) y las circulaciones, las cuales se convierten en librerías dando una doble forma y función y a éste bloque se le fueron agregando los tres distintos volúmenes de las áreas privadas (estudio-taller de pintura, oficina y recamara principal), permitiendo que en todo momento se diferencien entre sí por medio del uso de distintos materiales que fueron seleccionados no solamente por su apariencia estética sino por sus cualidades físicas y comportamiento térmico. Para solucionar lo anterior, la orientación fue un tema crucial el mantener una temperatura constante que favoreciera el confort térmico de los usuarios en todo momento sin que se sacrificaran las vistas que se tenían como puntos focales o remates visuales desde el interior. Esto propició que fuera viable tener dos tipos de jardines al tiempo que las ventanas fueran diseñadas como bloques dirigidos estratégicamente para enmarcar el horizonte y propiciar otras funciones como por ejemplo, contar con una serie de asientos que permiten encontrar un momento de reflexión.


Personalizar cada espacio


Es importante mencionar que una de las ideas principales mantenidas hasta el final de la obra fue el hacer evidente el programa arquitectónico a partir de exhibir visualmente la diferencia entre cada elemento construido ya que al tratarse de una composición de volúmenes con diferentes alturas, tratamientos o texturas se obtendrían resultados térmicos y acústicos así como sensaciones y vivencias diferentes al recorrerlos. Quizá uno de los antecedentes más importantes realizados y por ende, uno de los ejemplos análogos que se tiene como clara referencia es la Casa-Estudio que realizó el arquitecto Juan O´Gorman entre los años de 1929 y 1931 para Diego Rivera y Frida Kahlo en San Ángel. En ella es posible ver cómo cada volumen adquiere una característica peculiar que proyecta con inteligencia la personalidad de cada uno de los artistas mientras que un puente fusiona todo el conjunto.


En este caso en particular, la Casa para dos Artistas se resuelve diferenciando con materiales los espacios del programa arquitectónico y entonces recurre –como en el caso citado aunque con clara diferencia en el lenguaje empleado– a un puente transparente que divide la zona de trabajo de la zona de vivienda conectando la casa con el taller de pintura. Así, el esquema queda planteado con un prisma rectangular blanco, paralelo al eje oriente–poniente, el cual alberga el área pública descrita y las circulaciones y al cual se adhieren dos módulos más; el primero, en concreto, dirigido al sur que se convierte en la recámara principal, y el segundo, en tabique rojo aparente, orientado hacia el norte el cual genera un estudio oficina.


El piso, acabado en cemento pulido, unifica al proyecto en su totalidad, así como las ventanas de concreto que pueden identificarse como un claro gesto de diseño en el proyecto más allá de que cada una tenga dimensiones y direcciones diferentes. Esto último en conjunto con el volado de la losa en la fachada sur y el volumen de la recámara son detalles constructivos dignos de mención en los que se tuvo particular cuidado en resolver.

Materia para el arte


“Como tal el tiempo de desarrollo del proyecto fue de catorce meses, en donde se tuvo la oportunidad de ver y estudiar con precisión cuál era la ubicación ideal de desplante, orientaciones, el recorrido que tendría el sol durante el año, la precipitación pluvial promedio, la posición y dirección de las ventanas, el flujo de las calles etc. Por todo esto y al tener un proyecto ejecutivo ya bien desarrollado el proceso de la obra fue relativamente rápido, nos llevó sólo seis meses concluir”, afirman sus creadores.


Independientemente de que toda la estructura fue realizada con base en el concreto armado (muros y losas de vigueta y bovedilla), también fueron empleados otros materiales, como es el caso del tabique rojo recocido en algunas zonas. Sin embargo, la utilización del concreto para el bloque de la recámara fue crucial. En este sentido, la idea que se tuvo al construir este elemento fue generar una caja casi ciega de concreto orientada al sur, esto provocaría que el espacio por sí mismo mantuviera una temperatura agradable. Después le fueron realizadas horadaciones al concreto para poder tener vista hacia el volcán Popocatépetl (poniente) y hacia las arboledas existentes (oriente).


Otro dato relevante es que debido a la topografía del terreno, se decidió volar una parte de la casa sobre él mismo, para lo cual se diseñó un entrepiso sostenido por contratrabes de sección variable (F´c= 200 kg/cm2), y parte de ese volado se sostiene también por un tensor ahogado en uno de los muros de concreto (F´c=250kg/cm2) del volumen de la recámara; posteriormente se hicieron tres colados para poder levantar en su totalidad ese cuerpo (todo con cimbra de recuperación) y fue necesario echar mano de impermeabilizante integral modelo Kim de Kryton, así como sellador para concreto de la misma marca.


Referencias clave


Para esta sociedad de arquitectos esta obra concluida “significa una gran prueba superada, a partir de hacer una propuesta creativa con un presupuesto bajo; utilizar materiales que son honestos y que evidentemente exigen la no utilización de acabados finales ni recubrimientos”. Bien se sabe que toda recomendación implica mucho esfuerzo y talento para refrendarla, aquí un claro ejemplo de ello.




 

Texto: Gregorio B. Mendoza.
Fotos: Luis Gordoa(Cortesía).

 

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