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Recuerdan al maestro


Este mes de octubre termina la exposición dedicada al arquitecto e ingeniero Alejandro Zohn, la cual se presenta en el Museo de la Arquitectura, dentro del Palacio de las Bellas Artes de la Ciudad de México.


El pasado mes de agosto fue inaugurada en la Ciudad de México una muestra homenaje a uno de los grandes maestros de la arquitectura y la ingeniería: Alejandro Zohn (1930-2000); creador de espacios altamente expresivos en los cuales el concreto tuvo un protagonismo espectacular. En la inauguración de la muestra, el dr. Ramón Vargas Salguero, director de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes, señaló que la exposición –que incluye fotografías, planos, maquetas y libros–, es un sincero reconocimiento póstumo hacia este arquitecto austriaco, nacionalizado mexicano, cuya obra se encuentra en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.


Sobre el Mercado Libertad, una de sus obras más significativas, el arquitecto Vargas Salguero expresó: “Es una obra muy interesante; técnicamente muy avanzada que suscitó muchos comentarios que se publicaron en revistas nacionales e internacionales, pero además fue declarada Monumento Artístico, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 4 de abril de 2005”.


Alejandro Zohn tuvo una formación profesional en la ciudad de Guadalajara, con destacados maestros como Mathías Goeritz, recién llegado de Europa, quien provocó en Zohn el interés por estudiar la carrera de Arquitectura. Además de ser un arquitecto renombrado, también se desarrolló en los campos de la reflexión, teórica e histórica; mismas que están presentes en la muestra que finaliza el último día de este mes de octubre. Cabe destacar que esta exposición fue preparada en conjunto con la familia Zohn, representada por dos de sus hijas, Gina Zohn Muldon y Diana Zohn Cevallos, quienes apoyaron en la selección y preparación del material. Así, la exposición cuenta con más de 170 imágenes de obras tan emblemáticas como el ya citado Nuevo Mercado Libertad; el Auditorio Municipal en el Parque Agua Azul; la Unidad Deportiva Presidente Adolfo López Mateos; el Internado Cervantes; la Iglesia del Nazareno; la Unidad Habitacional CTM Atemajac, así como planos de uno de sus edificios más representativos, el que resguarda los archivos del Gobierno del Estado de Jalisco.


Sobre el maestro Zohn, otro maestro, el arq. Carlos González Lobo escribió en Alejandro Zohn, entorno e identidad: “La primera reflexión pertinente del trabajo arquitectónico de Zohn, es la concordancia serena, equilibrada y alegre de las características de sus proyectos y obras: la innovación estructural, espacial y funcional, en simultaneidad, es una constante en su obra”.

Semblanza de un maestro


Alejandro Zohn Rosenthal nació en la ciudad de Viena, Austria, en 1930. A los 8 años de edad se trasladó a México –como sobreviviente del Holocausto– en compañía de su familia, para radicar en la ciudad de Guadalajara. Se nacionalizó mexicano en los años setenta. Estudió la carrera de Ingeniería civil en la Universidad de Guadalajara, así como la de Arquitectura, de la cual se recibió el 15 de febrero de 1963. Sin duda alguna sus capacidades como ingeniero quedaron reflejadas en la creación de varias estructuras no sólo ingeniosas, sino desafiantes y que son resultado de parte de los preceptos que asimiló del maestro Félix Candela. Ejemplo de su audaz diseño son la Concha acústica (realizada en 1958), localizada dentro del Parque Agua Azul; el citado Nuevo Mercado Libertad (de 1959), así como la Unidad Deportiva Adolfo López Mateos (1962), todas localizadas en la capital jalisciense.


En el caso del Mercado Libertad resulta una obra significativa, entre otras razones, por el uso de paraboloides hiperbólicos que muestran amplias áreas sin apoyos. Este mercado, nos informa Louise Noelle en Arquitectos contemporáneos de México, “fue remodelado 20 años después por su autor. Desempeña funciones comerciales tanto populares como turísticas, con 2,700 puestos, repartidos en tres niveles”. Acerca del proyecto original, en Alejandro Zohn, entorno e identidad, se lee: “El edificio se proyectó para cerca de dos mil puestos, con una superficie construida de aproximadamente 31 mil metros cuadrados. Además del área comercial, tenía estacionamiento en azotea para 240 autos. La estructura se diseño en concreto, con modulación de 6 x 6 metros. Las cubiertas planas con grandes capiteles piramidales, para las fuertes cargas. La sala central se cubrió con cascarones alabeados, en claros de 18 x 18 metros (su apariencia de mantas tendidas ofrece cierta similitud con las lonas de los tianguis, aunque esta relación nunca fue intencional). Cabe decir que la necesidad de requerir de un área mayor fue lo que motivó su remodelación a principios de los ochentas, mientras que en la década de los noventas también fue objeto de un remozamiento general.


De este mercado, el propio Alejandro Zohn escribió: “Si bien en el Mercado es probablemente más clara la percepción de estructura (tanto en las formas piramidales como en los cascarones alabeados de la sala central), también es cierto que en muchos elementos hay un enfoque escultórico. Por ejemplo, en la forma de manejar los bordes de la cubierta alabeada, con una serie de picos que apuntan al cielo. Igual intención se tiene en la escalinata del patio central, en los puentes peatonales y en algunos remates y entronques de muros”.


Cabe decir que Alejandro Zohn también construyó estructuras residenciales en las que desarrolló una delicada atención a los detalles de funcionalidad interior, durabilidad y mantenimiento de los materiales. En este sentido, el conjunto de viviendas denominado CTM-Atemajac (1979), en Guadalajara, resulta uno de sus logros principales pues comprende varios edificios con revestimiento de ladrillo. También destacan el Banco Refaccionario de Jalisco (1973); la Plaza del Sol; el estacionamiento Mulbar, obra que fue criticada por algunos, dado el expuesto modernismo presentado dentro del primer cuadro de la ciudad.


El edificio del Archivo del Estado de Jalisco


De la interesante obra de Alejandro Zohn, destaca el edificio del Archivo del Estado de Jalisco, construido en 1989, el cual muestra notables volúmenes construidos con concreto aparente, así como un mínimo de aberturas exteriores que dan el aspecto de una fortaleza esculpida. Acerca del uso del concreto en esta obra, Carlos González Lobo expresa: “Una aportación significativa es la solución económica y poética de los terminados en concreto aparente, realizados con un vigoroso estriado, que resuelve visualmente tanto la unidad material del concreto en sus diversos colados, como el aspecto sin envejecimiento por polución”. Cabe decir que esta obra, ubicada sobre una de las principales avenidas de Guadalajara, cuenta con dos sótanos para estacionamiento y dos niveles en un volumen ‘base’ donde quedaron alojadas las actividades que tienen que ver con un mayor contacto con el público. “Con objeto de evitar un volumen pesado, se dividió la torre en un ‘enjambre de torrecillas’, separadas por angostas franjas verticales de ventanas, cuyas dimensiones y ubicación obedecen al requerimiento de las áreas del acervo, donde sólo debe haber un mínimo de luz directa, ya que ésta contribuye al deterioro de los materiales. Las ventanas sirven meramente para tener una iluminación mínima de seguridad, en caso de fallas eléctricas, así como para quitar la sensación de enclaustramiento.”

Colofón


Cabe subrayar que dado el interés del maestro Alejandro Zohn por el concreto, en 1964 participó en un ciclo intensivo de conferencias sobre Prefabricación de Estructuras de Concreto organizado por el IMCYC. Desde este espacio también nosotros le rendimos un sincero homenaje a este gran artífice que gustó y supo plasmar sus ideas con concreto.


 

Texto: Gabriela Celis Navarro

 

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