El Nuevo Rascacielos:
la ciudad vertical
 

Isaura González Gottdiener

Los rascacielos generalmente están asociados a la imagen de importantes empresas que demuestran su poderío erigiendo altos edificios dotados de una gran infraestructura, los que destacan en el perfil de las ciudades convirtiéndose en símbolos de referencia urbana. Toda ciudad que se precie de ser moderna cuenta con algún rascacielos ideado en su momento por algún arquitecto prominente. Instituciones financieras, compañías de seguros, consorcios automovilísticos, empresas de comunicaciones, han financiado imponentes obras que se han vuelto iconos del progreso.
En el contexto de un determinado país o bien a escala mundial, estos espigados edificios se disputan el sitio de honor al intentar cada vez ser más altos. Las Torres Petronas de Cesar Pelli, en Kuala Lumpur, Malasia, ostentan orgullosas el record de 452 metros de altura, mientras que en Corea del Sur el grupo empresarial Lotte y los despachos de arquitectura Baum, de Seúl, y Leonard Parker, de Estados Unidos, pretenden batir la marca con la construcción de una torre de 464.5 metros de altura que albergará grandes almacenes, hoteles y un centro de atracciones en 107 pisos de altura y 7 subterráneos. La tónica de los rascacielos ha sido comúnmente albergar empresas; sin embargo, actualmente, un nuevo concepto recorre el mundo en busca de financiamiento para su materialización: la ciudad vertical.

La Torre Biónica

Los arquitectos españoles Eloy Celaya, Rosa Cervera y Javier Pioz recorren el mundo buscando un sitio donde desplantar una ciudad vertical que supera los 1,200 metros de altura: la Torre Biónica, un proyecto inspirado en la naturaleza que nace como una solución a las nuevas aglomeraciones urbanas. En una entrevista concedida a El País Semanal, Pioz dice que está convencido de que los modelos urbanos convencionales han de sufrir un profundo cambio, "Los Angeles es la megaurbe con menor densidad de población, pero con mayor extensión ocupada, siendo además la ciudad que consume mayor energía de desplazamiento por habitante. Por el contrario Hong Kong es la ciudad que menos gasolina consume por persona, pero es la más densa".
Este tipo de comparaciones motivó a los tres arquitectos españoles a idear una suerte de urbanismo vertical que toma como modelo el bosque. Sin embargo, construir hacia arriba presenta retos tecnológicos que han involucrado a especialistas en diseño estructural y en aprovechamiento de la energía, así como a numerosas empresas que han aportado recursos para lograr la viabilidad del proyecto que comenzó como una investigación para solucionar la falta de vivienda en lugares con problemas de sobrepoblación.
La Torre Biónica toma su nombre de la ciencia biónica, disciplina nacida en Rusia que se aplica generalmente a la ingeniería y surge del estudio de los sistemas resistentes y vitales de los seres y formas de la naturaleza. Con este principio se analizó, después de descartar los sistemas estructurales convencionales que necesitan elementos de gran calibre para soportar grandes alturas, el concepto que toma como base el mecanismo de crecimiento por esponjamiento propio de algunas estructuras vegetales, lo que determinó la forma de la torre.
Al ser terminada, la nueva ciudad vertical tendrá 12 barrios de 80 metros de altura media, separados por plantas estancas de seguridad; cada barrio contará con dos grupos de edificios, uno interior y otro exterior, y tendrá un lago en el centro; los edificios se acomodarán en plantas elípticas de diferente diámetro según la altura en que se encuentren, siendo la mayor de 166 × 133 metros. Las investigaciones también se han enfocado a proponer nuevos mecanismos de abastecimiento de energía que reduzcan los costos de mantenimiento.
Las columnas fungirán como calles verticales que transportarán lo mismo gente en 368 ascensores, que agua, energía y sistemas de comunicación y climatización. En esta ciudad vertical, se respirará aire natural y su interior estará lleno de jardines y árboles que crecerán con la luz del sol; no será un edificio cerrado, sino que se compondrá de una serie de membranas y cristales que permitirán la entrada y salida del aire. A su alrededor, se podrán construir parques, lagos, zonas de equipamiento tecnológico, comercial, institucional y lúdico que la liguen con la ciudad tradicional, convirtiéndose así en una opción para el crecimiento de la urbe contemporánea. Cervera, Celaya y Pioz han presentado su proyecto en varios congresos internacionales en los que han logrado captar la atención de la comunidad internacional.
En China, el país con mayor población del planeta hay gran interés por el desarrollo de la Torre Biónica, que daría albergue a cien mil personas, además de contar con hoteles, oficinas y servicios. Su realización tardaría alrededor de 15 años, con una inversión multimillonaria, y se trabajaría por etapas, para que los barrios terminados se vayan ocupando en lo que se finaliza la totalidad de este rascacielos, que a decir de sus creadores es casi lo contrario, ya que su reto consiste en encontrar paralelismos entre la lógica de la naturaleza y la lógica arquitectónica, y no continuar con la tendencia del crecimiento actual de las ciudades, en las que los rascacielos no dejan espacios libres entre sí para permitir entrar el aire y el sol.

La Torre del Puente de Londres
La alta densidad de las ciudades y la carencia de terreno en donde expandirse ha sido determinante para que regiones tales como el sudeste asiático construyan altos edificios, no sólo como símbolo del poderío económico sino como una solución a la necesidad de dotar de vivienda a sus numerosos habitantes.

Arquitectos tales como Rem Koolhaas avizoraron un nuevo tipo de urbanismo para esta región del mundo en la que el concepto de la ciudad tradicional ha sido desplazado por otras soluciones que se enfocan a construir hacia el cielo. Pero no sólo la costa del Pacífico asiático vuelve su vista hacia las alturas.
En Londres, Renzo Piano ha ideado el edificio más alto de Europa, la "Torre del Puente de Londres", un complejo urbano dispuesto verticalmente que incluirá a lo largo de sus más de 80 pisos tiendas, museos, oficinas, restaurantes, jardines, un auditorio y espacios residenciales. "Una gran torre que de cabida a una verdadera ciudad vertical, donde 10 000 personas podrán trabajar, vivir y divertirse y a donde cada día se desplacen cientos de miles de ciudadanos más".
En la Torre del Puente de Londres se emplearán recursos naturales y nuevos materiales y tecnologías; se sacará el máximo provecho a la luz y el calor del sol y en las plantas más elevadas de sus 390 metros de altura se aprovechará la fuerza del viento para transformarla en energía. Con esto, el edificio no sólo cumplirá con su vocación estética al surgir transparente a orillas del Támesis, sino que ahorrará el 30 por ciento de la energía que un rascacielos convencional necesita. Para evitar el aumento del ya denso tránsito automovilístico de la zona, Renzo Piano ha eliminado el garaje de su programa arquitectónico, con lo que pretende obligar a los moradores de su torre a utilizar el transporte público.
El inmueble más alto de Europa tendrá jardines y árboles en cada piso y será de cristal transparente, ancho en su base y apuntado en lo alto "como el pináculo de una iglesia del siglo XI o el mástil de un velero". La elaboración de su proyecto y su construcción costará unos 750 millones de libras esterlinas y deberá estar concluido a finales del 2005.
Las ciudades verticales, al conjugar vivienda, recreación, comercio y oficinas, serán organismos vivos las 24 horas; de este modo pretenden dar una solución también a los problemas producidos por los planteamientos urbanos del siglo XX en los que se crearon núcleos exclusivos de vivienda, oficinas o comercios que trajeron consigo la desintegración de la vida urbana y fomentaron el uso del automóvil. Sin embargo este nuevo tipo de crecimiento urbano se insertará en metrópolis existentes en contextos tan diferentes como la costa del Pacífico asiático y Londres.
¿ Cuál será el impacto que causarán estos nuevos rascacielos a su entorno?
Aunque se inspiren en modelos de la naturaleza, esto pasará desapercibido para el ciudadano común, no así su altura, que irrumpirá en la horizontalidad de la capital inglesa o sobrepasará por mucho al más alto de los rascacielos edificados hasta hoy en el Lejano Oriente. Al ser necesaria una inversión multimillonaria para su construcción, ¿no se convertirán en nuevos iconos de la elite del poder sólo accesibles para economías fuertes?...y, ¿quiénes serán sus inquilinos? Quedan muchas preguntas en el aire con respecto a estos nuevos edificios urbanos, que si bien pueden plantear una salida a las necesidades de las megalópolis del nuevo milenio, es claro que no lo será para todas, por lo menos al principio.
Lo que resulta más interesante de estas propuestas es el estudio que del aprovechamiento de los recursos naturales se ha hecho en ambos casos, así como el análisis de nuevas soluciones estructurales que podrán ser aplicables a otros géneros arquitectónicos. Las ciudades buscan nuevas soluciones a través de la arquitectura para continuar su acelerado crecimiento hacia el futuro; este es uno de los ejemplos que tal vez revolucionen el urbanismo del siglo XXI, si la tecnología y la economía así lo permiten.

En los albores del milenio, una innovadora propuesta arquitectónica inspirada en modelos de la naturaleza busca abrirse paso como opción de crecimiento para la ciudad actual, en un intento de dar respuesta a problemas surgidos de los planteamientos urbanos del siglo XX. La Torre Biónica, la Torre del Puente de Londres, son proyectos ilustrativos de esta tendencia de expansión hacia arriba que lleva implícito un nuevo concepto de rascacielos.

Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto, A.C.
Revista Construcción y Tecnología

Marzo 2001
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