Modernidad contextual en la arquitectura latinoamericana

 

Resumen

Junto a edificios que lo mismo podríamos encontrar en Asia o en Norteamérica, existen en nuestras ciudades latinoamericanas construcciones que evidencian otra forma de hacer arquitectura. Son producto del trabajo de talentosos creadores que han sabido conjugar lo universal con lo autóctono sin perder la identidad, gracias a una creatividad que sigue expresándose a lo largo de todo el continente en obras que dan cuenta de una realidad propia.

La arquitectura es una forma que encierra una actividad humana a la cual trasciende al servir a la realidad que originó dicha actividad. Cada edificio es único y anticipa el futuro, el poder que ejerce sobre nosotros reside en su profunda adhesión a una gama de sentimientos humanos, a aquello que los románticos llamaron "lo sublime". En América Latina, la arquitectura ha pasado por muchas y variadas etapas, desde los preceptos estéticos del siglo XIX hasta las ideas e influencias internacionales avanzadas a partir de la importación sistemática de profesores extranjeros.


Fusión cultural

Desde su descubrimiento, América Latina ha sido una vasta área de absorción y combinación de culturas que adoptó y adaptó las ideas "modernas" de la Europa conquistadora, en un universo pleno de historia prehispánica que se mezcló con los nuevos elementos traídos de ultramar en multiplicidad de formas y combinó desde el lenguaje hasta la religión, pasando por las costumbres y la creación artística. Desde entonces, el proceso de adopción y adaptación ha sido una constante en el devenir latinoamericano y ha resultado en elementos propios que forman su identidad.

En el campo de la arquitectura, la fusión cultural cuenta con magníficos ejemplos desde los orígenes de las ciudades novohispanas. Los conventos, con sus atrios y capillas posas, son espléndidas muestras del amalgamamiento de dos patrones arquitectónicos que fue necesario para evangelizar a los indígenas. Los artífices de los edificios virreinales combinaron magistralmente lo mismo elementos renacentistas con moriscos que caracteres indígenas con iconos religiosos, resultando de ello estilos únicos tales como el barroco de la Nueva España, totalmente distinto del europeo.


Identidad y modernidad

Cada época de la historia de la humanidad ha tenido enormes aciertos y terribles errores en todas las áreas de su actividad. En aras de la "modernidad" de cada tiempo, se ha destruido y negado la herencia cultural de los pueblos. Así, los conquistadores arrasaron las ciudades prehispánicas, y siglos después, al consumarse la independencia en los virreinatos americanos, los ideólogos adoptaron el neoclásico como estilo característico del nuevo pensamiento y mutilaron el barroco, que representaba el poderío virreinal. De igual modo, estos forjadores de nuevas patrias creyeron posible instaurar en las nacientes naciones las formas políticas más avanzadas de Europa y Norteamérica, con lo que se estableció la adopción de modelos extranjeros que, si bien habían sido exitosos en aquellos contextos, no respondían a las necesidades de la realidad latinoamericana.

El quehacer arquitectónico no ha sido ajeno a este fenómeno de adopción y ha sufrido con ello cambios importantes. La irrupción del movimiento moderno en el siglo XX es el ejemplo más palpable que tenemos de cómo nuestro contexto se ha transformado en busca de la prosperidad. Amada y satanizada, la arquitectura moderna ha sido dada por muerta y el tardomoderno y posmoderno han tratado sin gran éxito de relevarla. En las ciudades latinoamericanas existen edificios que podrían estar lo mismo en Asia que en Canadá, ya que han sido adoptados mas no adaptados a un contexto determinado; y también para fortuna de quienes en ellas vivimos, existen obras que si bien pueden ser catalogadas como arquitectura moderna, gozan de particularidades que responden al análisis profundo del contexto en que se ubican ya que conjugan coherentemente lo que el arquitecto y crítico chileno Enrique Browne denomina el "espíritu de la época" con el "espíritu del lugar". "Otra arquitectura" es el calificativo con que Browne engloba la obra de maestros como Eladio Dieste, Rogelio Salmona y Luis Barragán, cuyo acierto ha sido el combinar logros plásticos universales con costumbres de usos latinoamericanos. Esta otra forma de hacer arquitectura, que ha dejado atrás el afán de ser "desarrollados" a costa de nuestra identidad, cuenta en todo el continente con magníficos exponentes que atraviesan ya varias generaciones de talentosos arquitectos.


Cuatro Arquitectos en Latinoamérica Hoy

México

Alberto Kalach, joven arquitecto mexicano, rebelde y profundamente creativo, forma con Daniel Álvarez un grupo llamado Taller de Arquitectura X. Sus obras, basadas en la abstracción del lenguaje del movimiento moderno, alimentan constantemente este ámbito de creación ya que su gran pasión por la ciudad motiva siempre la generación de nuevas ideas urbanas.

Kalach y Alvarez basan su arquitectura en líneas, cubos, planos y masas; su vocabulario arquitectónico se deriva de la tradición corbusiana y del constructivismo ruso. Estos jóvenes arquitectos pertenecen a una generación de diseñadores del concreto, vidrio y acero, una creatividad extremadamente activa de composiciones tridimensionales.

En el particular contexto de la ciudad de México, la exquisita delicadeza de su arquitectura de materiales, espacio y funcionalidad se ve reflejada en una serie de edificios de departamentos alrededor de la Colonia del Valle (Rodin, Fresas, Adolf) y en las casas (Casa Negro y la Casa de Valle de Bravo). En éstas, existe un gran reflejo de las formas cúbicas como principal concepto, utilizando trabes de acero y la luz como elemento primordial de una sensualidad espacial.

Colombia

Un gran exponente de la arquitectura colombiana es Rogelio Salmona, cuya obra irrumpe formalmente en la historia reciente de la arquitectura de Bogotá. La relación afectuosa de Salmona con el ladrillo bogotano no es reciente ni misteriosa, data de la infancia vivida en barrios que, como el de Teosaquillo, fueron un mundo de ladrillo que creció a un tiempo con él.

Esta asociación con el material lo ha llevado a entenderlo y a dominarlo muy diestramente. Usa el ladrillo por las muy obvias razones de su larga familiaridad con él, su aprecio por sus calidades técnicas, texturales, cromáticas y ambientales y la facilidad de una obtención expedita y económica. En la cita de St. Exupéry, al ladrillo bogotano sólo "le falta el alma y el corazón del arquitecto" para adquirir nobleza y expresión.

La arquitectura de Salmona es una constante síntesis de ideas generales, búsqueda de referencias y apoyos ideológicos en la arquitectura de todos los tiempos y lugares, selección sensible entre las posibilidades de interpretación de unas y otras, y no búsqueda de una obsesiva "invención" original. Los jardines del Generalife, adyacentes al recinto amurallado de La Alhambra, son el colmo de la arquitectura del agua, o de la poética del agua como arquitectura, punto de partida de la relación de Rogelio Salmona con la vegetación, con el fluir del agua, entendidos no como un complemento sino como factores fundamentales de un lugar arquitecturado.

Como arquitecto, exige en sus obras la captación de todos los sentidos, además de cierta malicia o astucia para leer como entre líneas las intenciones ocultas y los significados implícitos, unos dentro de otros, de su peculiar clave poética. Su arquitectura otorgará ocasionalmente al espectador el placer prácticamente sensual que sólo otorga un dominio formidable de las formas construidas.


Brasil

La arquitectura brasileña es un producto típico del talento de una raza, pero no en el sentido biológico: es producto del modo del ser del pueblo brasileño, de su gente, de su luz y de su clima, de los recursos naturales y de sus tradiciones.

Oscar Niemeyer es un arquitecto, fruto sin duda de esa particularidad, de un contexto en el que es necesario profundizar y cuyas raíces hay que descubrir. Le Corbusier fue siempre para Niemeyer el "fundador de la arquitectura contemporánea", y lo admiró principalmente por la vertiente plástico-artística que supo integrar a la funcionalidad. Le Corbusier le dijo: "Oscar, tú tienes siempre en los ojos las montañas de Río. Con el concreto construyes el barroco". Y esta expresión contiene su voluntad de identidad, su localismo, su universalidad. Brasilia ha sido, qué duda cabe, la gran ocasión de la vida profesional de Niemeyer.

América Latina fue sólo una pausa en su obra, ya que en 1988 el proyecto realizado para la ampliación de la Editorial Mondadori vuelve a conectarlo con Europa. Sus diseños de monumentos, siempre comprometidos con la sociedad, siguen representando una transgresión para el poder establecido y casi sistemáticamente son destruidos. El teatro de Araras (1990), el Parlamento de América Latina (1991), son algunos de los últimos logros de este arquitecto que sorprende con su eterna juventud.


Chile

El paisaje sudamericano, lugar propicio para ensayar sin angustias una modernidad trazada sobre el doble registro de abstracción y naturaleza, parece estar presente en las formas, tratamientos espaciales y materiales de la arquitectura de Mathias Klotz. La obra –todavía breve y reciente– de este joven arquitecto chileno, pertenece a los lugares más sublimes: desde un seco desierto hasta una húmeda selva. Klotz parece querer poner en evidencia esa extrema naturaleza. Su obra está fuertemente marcada por la recurrencia disciplinada a las claves de la arquitectura moderna: geometría simple, rotundas proporciones, sutileza de líneas, figuras precisas y legibles. La composición de las cajas como exaltación de sus aristas y caras, la disposición de cristales completos y la luz que las invade interiormente, los techos son siempre un motivo de expresión de la horizontalidad, una aspiración de contraste con el cielo.

 

   

 

 

Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto, A.C.
Revista Construcción y Tecnología 
Abril 2000
Todos los derechos reservados

ARTICULO
ANTERIOR

ARTICULO
SIGUIENTE