El todo y la parte:
juego de la armonía.
Por Enrique Chao

Uno de los arquitectos más importantes de México, Antonio Attolini Lack, abrió a Construcción y Tecnología las puertas de su despacho en Contreras, en el pueblo de San Nicolás Totolapan, un sitio difícil para dar con él.

Ofreció así a nuestros lectores su punto de vista sobre el concreto, el diseño arquitectónico y las nuevas tendencias en arquitectura. Para algunos críticos, Attolini Lack es heredero, al igual que Ricardo Legorreta, de lo que se dio en llamar la “Arquitectura Emocional” de Luis Barragán.
Originario de Ciudad Juárez, Attolini Lack nació el 24 de abril de 1931 y realizó sus estudios en la Escuela Nacional de Arquitectura (antigua Academia de San Carlos).

Desde 1955, al término de su carrera, se ha dedicado a diseñar y levantar sin pausa toda clase de edificios; desde casa-habitación, su especialidad, hasta edificios comerciales y religiosos “de excepcional calidad”.
Popular como maestro, ha sido catedrático de la UNAM desde 1955. A partir de 1970, impartió clases en las universidades La Salle y Anáhuac del Sur. Actualmente es Miembro Emérito de la Academia Mexicana de Arquitectura.

El concreto me gusta mucho. Lo he usado en casi todas mis obras, sobre todo en las primeras. Sin embargo, su empleo ahora es universal. El concreto aparente, tal como se emplea en este país, repellado, me gusta porque le da mucha fuerza a los materiales. El concreto permite dar un acento al proyecto porque ayuda a enfatizar.
Attolini Lack

En busca de una expresión propia

En sus inicios, Attolini se sumó al estilo internacional, caracterizado por el empleo de grandes ventanales en sustitución casi completa de muros en las fachadas. Bajo esa concepción erigió numerosas casas en el DF, en León y en Cuernavaca. Más tarde, desarrolló su propio estilo, una mezcla de regionalismo tomado de la arquitectura vernácula, con el empleo de materiales rústicos, pisos de barro, largos troncos, aplanados rugosos en los muros, todos los elementos apegados a la naturaleza.
Algunas de sus obras más conocidas son la Iglesia de la Santa Cruz del Pedregal y el monasterio de Jesús María, en San Luis Potosí, así como múltiples diseños para oficinas y tiendas, como Lumen. Además, cuenta con numerosos proyectos de casa-habitación, en donde ofreció continuamente novedades y sorpresas.
Su obra se caracteriza por eso, por los destellos de originalidad. En 1961 ganó el Premio Casa-habitación; en 1992, la Medalla de Oro de la II Bienal de Arquitectura y, recientemente,en 2002, el Premio Nacional de Arquitectura, de la Federación de Colegios de Arquitectos.
La obra de Attolini recurre con frecuencia a colores y texturas, al manejo de la luz y de la penumbra para acentuar la composición de sus espacios y crear una atmósfera reposada. En medio de todo, sin embargo, el trazo moderno acaba imponiéndose y sus construcciones se ensamblan en juegos más bien geométricos, ricos en matices.

Los interiores son su territorio favorito, en donde conjuga lo mejor de su trabajo; de hecho, el propio arquitecto se pone otra cachucha, la de alfarero, o la de constructor de muebles, de tal manera que todo quede integrado; él mismo diseña el mobiliario y los accesorios que completan su trabajo arquitectónico.
Con la finalidad de hacer un repaso de la obra de los arquitectos que ha sido inspirada por los atributos del concreto, la primera pregunta es acerca del concreto…

¿Cómo lo conceptúa y cómo ha armonizado con sus trabajos más importantes, por ejemplo, la iglesia de la Santa Cruz del Pedregal, el monasterio de Jesús María, en San Luis Potosí o los comercios de Lumen?

“El concreto me gusta mucho. Lo he usado en casi todas mis obras, sobre todo en las primeras. Sin embargo, su empleo ahora es universal. En el caso de su manejo, siento una admiración especial por los trabajos de Richard Neutra y por los edificios levantados por Francisco Artigas. El concreto aparente, tal como se emplea en este país, repellado, me gusta porque le da mucha fuerza a los materiales. El concreto permite dar un acento al proyecto porque ayuda a enfatizar”.

Se habla de una fuerte influencia de Barragán en su obra. ¿Aparte de ésta cuáles han sido las mayores influencias en su trabajo como creador?

“Ha habido influencias de Louis Kahn, por lo menos, eso es lo que creo. La considero muy clara, sobre todo me ha permitido acercarme a la calidad de su trabajo. Su obra se caracteriza por la armonía compositiva, el acento en los detalles y una creatividad que lleva de sorpresa en sorpresa: ¿qué es la creatividad en la arquitectura? ¿Se puede enseñar o ya viene en los genes de cada persona?
“Yo creo que la gente lo trae consigo al cien por ciento. Es una creatividad que viene con ellos desde siempre. Sí, con mis alumnos que ahora son arquitectos he visto de todo, pero algunos de ellos han sido muy creativos y ágiles”.

¿Cómo han sido sus clientes? Han respetado los fundamentos de su diseño o lo han distorsionado?

“No, les satisface lo que he construido. Me han dado la libertad absoluta para poder llevar a cabo la idea arquitectónica a la realidad y a buen término. ¿Por qué me han permitido eso? Yo les he pedido una libertad absoluta para poder manejar y exaltar los espacios. Sin embargo, considero que ellos son los que la van a vivir, por lo que me remito a sus costumbres”.

Recientemente, en octubre pasado, recibió el Premio Nacional de Arquitectura por parte de la Federación de Colegios de Arquitectos, un reconocimiento más en su larga trayectoria. Si pudiéramos desplazarnos en el tiempo, de reconocimiento en reconocimiento, ¿cómo ha sido su evolución en la arquitectura?

“He evolucionado porque me propongo hacer cosas nuevas en cada proyecto. Siempre ofrezco algo nuevo, más esencial que lo anterior. El arquitecto no debe estacionarse nunca. Estacionarse es entorpecerse, es autoplagiarse; y autoplagiarse lleva a la muerte del mismo arquitecto.
Siempre hay que proponer algo diferente de lo que se ha presentado.
Me refiero a algo que pueda verse fácilmente en las construcciones. Por ese motivo, no solamente diseño, sino también construyo. Realizo la obra completa”.

Al buscar datos sobre su trabajo, la palabra calidad está muy asociada a su nombre. ¿Qué significa para usted ese término?
“La calidad va asociada a lo bien hecho. Y para mí la única condición de hacer los proyectos y obras, es que cumplan con esa intención”.

Entre sus colegas ha ganado fama como “arquitecto integral”, pues ha incorporado al diseño todos los elementos suplementarios. ¿Qué entiende por arquitectura
integral? ¿No es lo mismo que el concepto de ergonomía, ahora tan en boga?

“No, la arquitectura integral es todo el proyecto. El maestro Manuel Martínez Páez me decía, como buen artista, que el uso del espacio interior era integral y que todo iba hacia una gran concordancia: lámparas, sombras, vajillas, alfombras, hasta las sillas, para que la casa quede como una gran unidad.
“El espacio interior se ha convertido en una actividad independiente. De hecho, ahora es una disciplina de carácter profesional impartida en diversas universidades. La ergonomía ambiental y la tendencia a la super especialización en la arquitectura, por razones que van desde la complejidad del acondicionamiento térmico, acústico o lumínico, y toda la tecnología de la información involucrada (se habla de casas automatizadas, de domótica y de edificios inteligentes) marcarán el fin de los grandes arquitectos que antes orquestaban todo, exteriores e interiores, y siempre sabían un poco de todo.
“Bueno, si uno maneja que el arquitecto sabe proponer, yo le he enseñado al mundo entero que puede hacerse el manejo de interiores con arquitectura integral y qué papel desempeña uno como integrador. El arquitecto debe hacerlo todo. ‘Esto es mi logro’, debe decir; porque el arquitecto siempre ha intentado proyectar cada aspecto,
desde la iluminación, el paisaje, la casa y el paisaje de cada una; porque uno puede exaltar o ampliar la profundidad, el verde, o decidir a qué distancia lo hace, manejar la acústica, la temperatura y el diseño.

Desde la atalaya de la universidad usted ha sido testigo del desarrollo de distintas corrientes arquitectónicas. Seguramente muchos de sus alumnos pertenecen de manera destacada a muchas de estas; ¿cuál es su visión de la arquitectura contemporánea? La que se ha montado sobre los lomos de este nuevo siglo. Y de las diferentes corrientes, ¿con cuáles simpatiza: posmodernismo, minimalismo, ecoarquitectura, o Ecotech? ¿Con cuál preceptiva estética comulga?

“Creo que son muchos nombres, pero que en el fondo todo es lo mismo…”

Del total de su obra, ¿cuál define mejor su pensamiento como arquitecto?
“A mi modo de ver, la casa-habitación es lo que más he hecho, y de mi trabajo me gusta todo. También me dejó muy satisfecho el monasterio de Jesús María, en San Luis Potosí. Pero, lo que más me gusta han sido mis trabajos de casas. Me siento contento con todas y no podría señalar una en especial, porque justamente en todas he manejado exactamente el concepto integral”.

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