Escher en concreto
Por Mayra A. Martínez

En un terreno de siete hectáreas ubicado en las faldas de la Sierra Madre, en San Pedro Garza García, Nuevo León, colindante hacia el norte con el campus profesional de la Universidad de Monterrey, se encuentra emplazada la nueva Unidad San Pedro de Bachilleres.

El proyecto estuvo a cargo del reconocido arquitecto Bernardo Hinojosa, quien resolvió el conjunto a partir de dos edificios paralelos de aulas, unidos mediante el centro administrativo y que conforman la plaza cívica, todo en respuesta a varios factores esenciales: la pendiente del terreno, las necesidades de orientación, el deseo de la universidad de contar con una gran plaza a nivel, así como las exigencias constructivas por periodos autosuficientes.

De este modo, el esquema funcional es muy simple, con base en los ejes de circulación y para contar con un fácil control visual de todas las áreas edificadas.

Con una capacidad final de 2,800 alumnos y 16 mil m2 de construcción, la Unidad San Pedro de Bachilleres será, cuando se complete, la preparatoria privada más grande del país.

Completan el conjunto la biblioteca, los salones de laboratorios –en contra de los vientos dominantes– y el inmueble de la cafetería, que remata y refuerza al eje principal de las circulaciones. Los dos edificios de aulas se solucionaron en tres niveles, con 78 salones, en tanto la biblioteca tiene capacidad para 360 estudiantes y el edificio central, previsto para el personal docente y administrativo de la institución, alberga un área techada de reunión de los estudiantes en la planta baja. A su vez, la cafetería admite al unísono a 350 comensales, y el centro de ejercicios espirituales en la parte superior del campus atiende las necesidades de 100 estudiantes.

Un entorno serrano
El esquema formal predominantemente lineal contrasta con el perfil de la Sierra Madre. La severidad de dicho esquema se rompe con una serie de irregularidades en la fachada, inspiradas en las transformaciones de la obra gráfica de M.C. Escher, a manera de disonancia formal, mientras los volúmenes cilíndricos de las escaleras, al acentuar su verticalidad, suavizan también la horizontalidad. La entrada principal está marcada claramente por un hueco de doble altura en la masa del edificio que forma el vestíbulo, por el manejo del color en las paredes de la capilla, por las gradas que dan lugar a la escalera exterior y por el volumen saliente de la escalera principal. El arquitecto Hinojosa explica que la unidad está concebida como un ejercicio de las posibilidades estéticas del concreto. «Puede decirse que realmente es un ‘edificio de concreto’, en el que éste se luce como material en múltiples aplicaciones, pues las estructuras se dejaron aparentes y se trataron no sólo como un elemento utilitario de sustentación, sino como algo integral e importante en la solución estética general».

Nada de la estructura se esconde, lo que implicó, desde el punto de vista arquitectónico, un diseño muy cuidadoso de todos los elementos estructurales y constructivos. Por otra parte, el exterior es de precolados de concreto, que le dan la característica principal de su imagen. Los pisos son de mosaico de granzón –cemento con grano de mármol pulido–, y los aplanados de las paredes, también de cemento y arena, muestran una textura especial. Al preguntarle cómo se trabajó el concreto en la obra, Hinojosa explica que de dos maneras: colado en sitio, pues todos los elementos estructurales se manejaron de forma aparente, utilizando diversos tipos de cimbra para obtener distintas texturas: sonotubo, cimbras de tabetas de madera y triplay, y en algunos casos, cimbra metálica.

«El hecho de que el concreto fuera aparente impuso un estricto control de calidad, tanto del material como de los colados, pues el concreto aparente no admite reparación y todos los errores se marcan _ enfatiza el arquitecto _. Por eso, en general, se obtuvo una calidad excelente». Añade que la otra feceta incluyó los paneles prefabricados de concreto que forman la fachada, cuya solución de elementos precolados se desarrolló en conjunto con la empresa de Prefabricados PRECARSA, SA, de la ciudad de Monterrey.

«La fachada consistió en elementos prefabricados de concreto de 10 cm de espesor apoyados en las columnas con claros promedio de nueve metros –explica el arquitecto–. Se diseñó un sofisticado sistema de sujeción y todos los métodos de anclaje de manera que prevaleciera una imagen limpia, que no afectara la estética del edificio.»

Así, estos páneles precolados tuvieron un acabado de concreto con grano de mármol blanco y otro picoleteado con máquina, realizado en la planta. Se hicieron numerosas pruebas con distintas combinaciones de grano de mármol, intensidades del picoleteado y acabados al ácido, hasta llegar a la muestra definitiva, que proporcionó una excelente apariencia. Incluso, en muchos casos el acabado se utilizó por ambas caras, lográndose que el concreto aparente fungiera como acabado interior, con el consiguiente ahorro de costo. Cuando se requerían salidas eléctricas en lugares específicos de los precolados, las mangueras necesarias venían colocadas desde la planta».Sin duda, el sistema de precolados de concreto contribuyó, como siempre, de manera importante a la rapidez de la construcción.

Las cualidades del concreto
Hinojosa, que ha preferido el concreto en algunas de sus principales obras, destaca de este material cualidades como «su calidad estética y su enorme versatilidad, que permite utilizarlo de muchas maneras y texturas, pues gracias a la combinación con distintos tipos de agregados se logran múltiples colores y efectos. También está su accesibilidad técnica, pues el manejo sofisticado del concreto de buena calidad se puede conseguir a precios competitivos en la realidad del mercado de la construcción y con la mano de obra nacional, ya que nuestros albañiles son hábiles en su manejo, y con una adecuada supervisión se obtienen excelentes resultados».

Otra cualidad, según Hinojosa, es su durabilidad y bajo mantenimiento en el largo plazo. «Los edificios de concreto son sumamente resistentes al uso y al abuso, manteniendo, con los cuidados adecuados, su apariencia estética por mucho tiempo. Este aspecto fue de primordial importancia en un edificio que albergará finalmente a miles de estudiantes de preparatoria». De igual modo, destaca la magnífica relación entre costo e imagen arquitectónica, ya que según las experiencias tenidas con el concreto, es uno de los materiales más económicos que permite obtener una imagen arquitectónica digna e impactante.

Concepto de diseño
En la Unidad San Pedro de Bachilleres se exploró la idea de la estructura como el esqueleto del edificio, y los elementos precolados como una piel que lo cubre, metáfora seguida en la solución de todos los detalles constructivos cuya aplicación asidua proporciona una fuerte coherencia formal, ya que en todo el edificio se siguen «las mismas reglas del juego». Un aspecto esencial en las obras de la región, dadas sus temperaturas extremosas, son los controles climático y de iluminación, por lo que en el interior de todos los precolados se incluyeron placas de aislante de poliuretano de dos pulgadas de espesor, en tanto la orientación del edificio minimiza la exposición oriente-poniente y la ubicación de los pasillos respecto a las aulas protege del sol proveniente del sur.

Por otra parte, amplios ventanales favorecen la ventilación, así como la iluminación natural de los espacios de clases, de manera tal que es mínima la cantidad de luz artificial requerida durante el día. Las ventanas principales están orientadas hacia el norte, y se cuenta también con grandes ventanales hacia el sur que contribuyen a la iluminación, pero protegidos por los pasillos de la incidencia directa del sol.

Preferencias y motivos
«En mi trabajo arquitectónico he utilizado muy diversos materiales –advierte Hinojosa–,pero una preocupación esencial ha sido que las obras tengan cierto carácter de permanencia. Por ello, he evitado los ‘materiales frágiles’, que hacen ver muy bien el edificio al inaugurarse pero a la vuelta de pocos años quedan en muy malas condiciones.

Además, busco materiales versátiles y ‘honestos’, es decir, que en su apariencia muestren su naturaleza y función constructiva, por lo que el concreto es uno de mis favoritos, y a través de varios edificios he profundizado en su utilización y sus posibilidades. «Actualmente trabajo en el proyecto del edificio de Rectoría de la Universidad de Monterrey, que tendrá 8 500 m2 de construcción aproximadamente, un inmueble simbólico cuyo material principal será el concreto integrado con mármol colado en sitio y precolados, para continuar así en la exploración de las posibilidades estéticas de este material».