2002 Recuperación
moderada y vacilante
Por Jesús Rodríguez Vargas

Mientras, la producción de bienes y servicios de México creció a una tasa de 0.9%. Ambas economías, medidas con el indicador más general, reflejan una recuperación respecto a 2001 (gráfica 1).

El resultado de la producción total en 2002 quedó por debajo de las expectativas y pronósticos de principios de ese año. Después de un primer trimestre de vigoroso crecimiento de algunos países, sobre todo en EU, que mostraba la posibilidad de una recuperación fuerte y sostenida, se desaceleró la economía mundial en el segundo semestre. Dicha situación llevó a pensar en una vuelta a la recesión.

Para la economía estadounidense es una recuperación moderada y vacilante con relación a 2001 –con un ligero crecimiento de 0.3%–, año considerado recesivo por haber sufrido dos trimestres negativos

Para el caso de México, la tasa de 0.9% representa un respiro después de un decrecimiento de 0.3% en 2001 y de dos trimestres negativos en esos doce meses y en el primer trimestre de 2002, medido de manera anualizada.

En el pasado año la economía
de Estados Unidos (EU) mostró
un crecimiento del Producto
Interno Bruto (PIB) de 2.4% en
relación con el 2001.

De igual forma, en el “mundo desarrollado”, agrupado en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el crecimiento anual fue de 1.8%, también con una pequeña y titubeante recuperación.

Una parte de los principales países, el llamado Grupo de los Siete, alcanzó un crecimiento de 1.6% en conjunto, pero con diferencias cuantitativas. Canadá y Estados Unidos estuvieron a la cabeza con tasas de 3.4% y de 2.4% respectivamente, mientras Alemania, Japón e Italia mostraban tasas ligeramente positivas, y el Reino Unido y Francia, tasas de 1.6% y 1.2 por ciento

ESTADOS UNIDOS
Las recesión en EU empezó oficialmente en marzo de 2001 y todavía, no se sabe cuándo finalizó. Incluso, hay quienes afirman que continúa. El organismo privado que define el principio y fin de las recesiones, el National Bureau of Economic Research (NBER), es normalmente muy cauto y no pronuncia un veredicto hasta no estar completamente seguro de la evolución de las dos fases, la recesión y la expansión. Y en este caso, aún no define el fin de la recesión y, en consecuencia, el principio de la expansión. Sin embargo, tomando el indicador más agregado, que es el PIB, dato no considerado por la NBER, no hay duda de que durante el 2002 hubo una recuperación,, porque los indicadores económicos tocaron fondo o piso, y cambiaron a tendencia ascendente.
Respecto al PIB, el valor absoluto de 2002 es superior al año previo a la recesión.
De los cuatro indicadores que la NBER considera para determinar el comportamiento de la economía de
EU, dos –el empleo y la producción industrial–, no se han recuperado respecto al pico en marzo de 2001, aún son negativos; el empleo decreció ligeramente el año pasado y se mantuvo
estancado (gráfica 2).

Los indicadores restantes no sólo han alcanzado el nivel máximo antes de la recesión, sino lo han superado: el ingreso real creció 1.5% en 2002, y en diciembre se encontraba por encima del nivel máximo de noviembre de 2000; otro indicador básico es ventas, que creció 2.5% en el último año, superando ampliamente el pico previo a la recesión (gráfica 3).

La producción industrial, una de las principales variables de la actividad económica, tuvo el pico en junio de 2000, después declinó en los siguientes 18 meses hasta tocar el punto más bajo, valle, en diciembre de 2001; a partir de este mes tuvo una tendencia ascendente hasta julio de 2002, después volvió a caer hasta diciembre. Sin embargo, el índice logró una tasa positiva, puesto que en el año aumentó 1.8%, aunque es menor al promedio 1995-2000, de 4.6%.

Se trata entonces de una ligera recuperación productiva, que no alcanza aún tasas consideradas de expansión sostenida, y lo mismo sucede con los otros indicadores, positivos pero inferiores a los del periodo de prosperidad. Sin duda, la situación del sector manufacturero en EU, que mostró dinamismo en la primera mitad de 2002 y después se desaceleró, causó temor de una nueva recesión.

La economía de Estados Unidos en 2002 alcanzó la tasa mínima pronosticada, pero se mantuvo lejos de la tasa máxima, 3.5%. El dinamismo inicial se detuvo por los escándalos en el manejo fraudulento corporativo y la volatilidad (sube un mes y cae en el siguiente) del Mercado de Valores de Nueva York, a partir de segundo trimestre de 2002; después, a fines del tercer trimestre, se suman las llamadas tensiones geopolíticas, la incertidumbre de la guerra con Irak.

Todo esto se conjunta para disminuir la confianza de los consumidores que se expresa en un gasto de consumo positivo pero cada vez menor; también se manifiesta en pérdida de expectativas favorables en los inversionistas privados, que man-tienen una inversión también positiva en 2002, pero cautelosa hasta ver el horizonte completamente claro.
La recesión de 2001 y la recuperación del siguiente año fue enfrentada por las autoridades monetarias con una política monetaria expansiva, de bajas tasas de interés, que estimuló la construcción, la venta de viviendas y el sector automotriz; por primera vez en una recesión, la crisis productiva no se manifestó en ambos sectores, no fueron las ramas que arrastraran al resto de la economía, al contrario, impidieron que la caída fuera mayor o la recuperación fuera menor. Por otro lado, el gobierno del presidente Bush apli
có una política fiscal también expansiva, disminuyendo los impuestos e incrementando el gasto público.
Semejante política monetaria y fiscal en EU fue posible por la estabilidad monetaria, la inflación baja y controlada y las finanzas públicas superavitarias conseguidas en la segunda mitad de la década de los noventa. Es decir, que la recesión productiva, los ataques del 11 de septiembre, los fraudes contables de los empresarios, la amenaza de guerra en 2002 y la constante incertidumbre de los consumidores y los inversionistas fueron enfrentados con herramientas de política económica en buenas condiciones. Situación diferente a la de las recesiones del periodo 1970-1980.
En el último año se observa, además de la baja inflación de 2.4%, un sostenimiento de los ingresos reales positivos (1.5%) y, por tanto, ventas (2.5%); una sorprendente tasa de productividad de 4.8%, superior a la excelente tasa de 2.5% en el periodo 1996-2000; esto, a su vez, explica el alto desempleo –5.8%–, porque se está produciendo sin contratar a nuevos trabajadores (con menos se produce más, como normalmente sucede en una fase de recuperación); lo anterior favoreció las ganancias empresariales, que crecieron 7.8% en el último año, respecto a una pérdida de 7.2% en 2001.

RELACIÓN ESTADOS UNIDOS-MÉXICO
La economía mexicana en los tres últimos trimestres de 2002 creció a una tasa de 1.9% promedio, pero la tasa anual fue de apenas 0.9%, porque el primer trimestre negativo arrastró el promedio anual. Medida la evolución trimestral de 2002 con base en el mismo trimestre del año anterior, se observa un crecimiento pequeño que supera el decrecimiento de 2001 pero queda muy lejano del crecimiento semestral (5.9%) del 2000, previo a la recesión.

La comparación cuantitativa de la evolución trimestral en los últimos años entre la producción total de México y su socio principal muestra lo siguiente: en una primera etapa nuestra economía tiene tasas positivas más altas que EU; durante la recesión, las tasas negativas de México son mayores, y en la última etapa, EU se recupera más fuertemente que la economía mexicana (gráfica 1).

Es decir que antes de la recesión y durante el periodo 1996-2000, el impacto positivo de la prosperidad de EU impulsó la producción de México, en especial la actividad manufacturera, a tasas superiores que las de EU; en la etapa recesiva, la producción total y en particular la manufacturera en nuestro país ha caído más profundamente; y en la última etapa de recuperación, no se observa el arrastre de la producción manufacturera por parte de la economía de EU.

Es evidente la fuerte correlación entre ambas economías. El problema actual es que la actividad indus-trial
de EU en los últimos trimestres no está creciendo lo suficiente para influir positivamente, vía importacio-nes,
en el rubro manufacturero mexicano y, a su vez, en el PIB (gráfica 4).
Para mostrar la relación entre los dos países, un buen indicador son las importaciones industriales por parte
de EU. En el periodo 1996-2000, las exportaciones del sector manufacturero de México a EU constituyen más de 80% del total, con una tasa de crecimiento promedio anual de 15% real; en el año recesivo, disminuyeron 3%, y en 2002 también disminuyeron las importaciones manufactureras por parte de EU en 1% (gráfica 5).
Otro indicador estrechamente ligado con la situación económica de EU es la industria maquiladora de expor-tación. Durante el periodo 1992-2000 la exportación creció a 20% promedio anual, en 2001 hubo un decrecimiento de 3%, y en el último año, un ligero incremento de sólo 1.5 por ciento.

En los últimos años, a partir del Tratado de Libre Comercio, la correlación entre la industria manufacturera y las exportaciones a EU se ha reducido; antes había una correlación de 0.15, ahora de 0.9, casi perfecta. También se nota el impacto positivo en los siguientes datos: cuando las importaciones manufactureras EU y las exportaciones de las maquiladoras crecían alrededor de 15 y 20% promedio anual, respectivamente –en el periodo 1996-2000–, el PIB lo hacía a tasas de 5.5% anual y la industria manufacturera a 8%; en 2001-2002, el promedio anual de las exportaciones manufactureras y de las maquiladoras es negativo, también lo es la producción manufacturera mexicana, y con un PIB ligeramente positivo.
En 2002 se nota el debilitamiento de los sectores productivos vinculados a la demanda externa y, en cambio, se observa un claro proceso de recuperación en aquellos orientados al consumo nacional, como es el caso de electricidad, gas y agua, servicios financieros, transporte, almacenaje y comunicaciones, construcción.

PERSPECTIVAS
Las proyecciones de crecimiento para EU y para México oscilan entre 2.6 y 3% para el presente año; tasas menores al promedio de la segunda mitad de los noventa, que consolidarían la recuperación pero seguirían siendo inferiores a las potencialidades productivas de ambos países.

A principios del segundo trimestre de 2003, el principal escollo que se advierte para el buen funcionamiento de la economía de EU y de la economía mundial es la guerra con Irak. Incluso, las proyecciones más recientes de crecimiento tienden a disminuir en relación con las estimaciones iniciales de principios de año. La incertidumbre por la posibilidad de la guerra existió desde septiembre de 2002 hasta fines de marzo de 2003.

En ese entonces se consideró un factor que detenía las inversiones privadas y desalentaba el consumo; ahora la duración de la guerra provoca cautela y se prevé un crecimiento aún débil, pero no inferior al del año pasado. Se cuenta con las condiciones estructurales y la política económica en EU para retomar un fuerte crecimiento, comparable a la etapa de prosperidad anterior, pero se asegura que será posible al finalizar un corto, victorioso y contundente enfrentamiento bélico.

Respecto a México, la estabilidad monetaria, financiera y cambiaria es uno de los principales activos del país, pero sigue siendo un clamor generalizado entre los empresarios nacionales y extranjeros la continuación de las llamadas reformas estructurales, medidas radicales destinadas a transformar y, a largo plazo, dinamizar la economía. La relación positiva con EU, a partir de cambios extraordinarios como fue el TLC, seguramente continuará a medida que logre un crecimiento mayor, pero la atracción de cuantiosas inversiones y de un mayor crecimiento económico y mejoramiento social dependerá de los acuerdos entre el gobierno y la clase política mexicana.

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