Sencillez y complejidad del proceso creativo
Por Noemí G. Zarco

En medio de un ambiente dinámico y vital, reflejo de la juventud de quienes lo viven, los arquitectos Jorge Páez Vieyra, Juan Astorga Ruiz del Hoyo e Ignacio Graf Noriega comentan la visión contemporánea del quehacer arquitectónico. “En las universidades se enseña que la arquitectura parte de conceptos e ideas generatrices –dice Páez Vieyra–, por lo tanto, éstos se deben fundamentar y definir como parte de un proyecto. Si bien en principio puede ser simplemente la definición del estilo, el espacio o el funcionamiento del edificio, la finalidad es que el concepto sea el eje a partir del cual se comience a proyectar, y que nos ayude a llegar a la solución de un problema arquitectónico.

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Con una visión fresca, que habla de metas, ideales, creatividad y oficio, un despacho joven pone en blanco y negro lo que está acostumbrado a ver en volumen

Este concepto, como resultado natural de un conocimiento más avanzado del proyecto, puede llegar a modificarse o sustituirse por otro más complejo.”

En 1999, tres arquitectos se asociaron para formar Síntesis Taller de Arquitectura; un despacho de jóvenes que, junto con Enrique Guinchard Aldasoro, Guillermo Buchan López y Edgar Guzmán Dorantes, han desarrollado proyectos de vivienda unifamiliar y de interés social, laboratorios y hasta un pequeño hospital, en los que han puesto en práctica el conocimiento universitario, que han enriquecido con la experiencia de la práctica profesional.

“Un proyecto arquitectónico debe atacarse en su totalidad para solucionarlo –explica Páez Vieyra–. En nuestro taller, para establecer las variables que nos ayuden a encontrar la mejor solución posible, co.menzamos por entender las necesidades y los deseos del cliente.

“Para lograrlo, organizamos mecánicas de trabajo en las que el cliente interviene con opiniones acerca de diferentes propuestas presentadas de su proyecto. Y a pesar de que conocemos y manejamos la potencia de la computación para definir la función y la forma final del proyecto, trabajamos con la calidez que da el croquis a mano.”

“Por su parte, Astorga Ruiz del Hoyo explica el proceso creativo de Síntesis: “Actualmente, parece que el arquitecto tiene una acción compulsiva ante un encargo, y con frecuencia tiende a desplegar una gran cantidad de soluciones. Nosotros creemos que las soluciones más acertadas radican en la base de los problemas, en aquellos aspectos que son evidentes y elementales, que con frecuencia no se observan por esa inercia hacia la acción. Avanzamos más si dedicamos más tiempo a observar y desnudar los aspectos de la orden de trabajo. Desarrollar el sentido común es una de las tareas más importantes del arquitecto.

“Para nosotros, el proceso creativo está centrado en tres puntos : Ver, imaginar y componer: El primero se refiere a nuestra capacidad de lectura, compenetración y entendimiento de lo que nos rodea, a enriquecer nuestra visión para aumentar la capacidad de análisis y entendimiento de un problema, que nos ayude a traducirlo en las formas arquitectónicas adecuadas.

“El segundo punto es imaginar la solución de un proyecto; esto tiene que ver con el pensamiento lateral, que es el poder de abstracción para elaborar varias alternativas de solución. El fenómeno de la arquitectura es contradictorio; por lo tanto, la imaginación es indispensable para conectar cosas que son sumamente diferentes entre sí.

“El último punto se refiere a la habilidad para descubrir y entender los temas de composición de la forma y el espacio que nos permitan llegar a un diseño final. Cualquier arquitecto con capacidad de componer podrá resolver un problema arquitectónico, pero si desarrolla su capacidad de ver e imaginar, sus composiciones arquitectónicas serán más congruentes con el mundo que nos rodea.

“Cuando estamos frente a una obra de arte, se desatan en nuestro interior diversas emociones, y es difícil distinguir qué es lo que las desencadena. Creemos que provienen del sentido global de la obra, que es una especie de germen oculto e intangible que se encuentra manifiesto en cada una de sus partes. Esta sensación de totalidad es lo que buscamos en nuestro trabajo. Damos mayor preferencia a las relaciones entre las partes que a las partes en sí mismas, sin descuidar el detalle.

“La dimensión espacial de una obra es el esqueleto que encauza ese sentido de totalidad, donde se reconocen algunos recursos clave como son el manejo de la profundidad, a partir del planteamiento de las superficies delimitantes (suelos, paredes y techos), el manejo de la luz y la manera en que el movimiento de un sujeto incide en la disposición de los límites del espacio”.

Definición del espacio

Después de definir las necesidades del cliente y el concepto directriz, Síntesis comienza a resolver el proyecto realizando modelos volumétricos exploratorios (maquetas), como una forma de especulación plástica compositiva. Las etapas posteriores relacionadas con la exactitud y los detalles del proyecto se realizan apoyadas por la computadora.

Sobre estas herramientas de composición arquitectónica, Paéz Vieyra comenta: “La función y la forma van de la mano, evolucionan juntas, solucionan una necesidad y se conforman al mismo tiempo. Por lo tanto, estas herramientas resultan útiles porque nos permiten visualizar las etapas del proceso de diseño y explicar al cliente cualquier detalle relacionado con el proyecto. La riqueza de un espacio como tal es difícil de apreciar, cuantificar, manipular, en virtud de ser un elemento intangible y absolutamente conceptual y subjetivo. Si mantenemos coherencia en nuestras soluciones de diseño, será difícil que los espacios diseñados no coincidan plásticamente.

“Nuestra aportación plástica del objeto arquitectónico parte de la manipulación de los planos reales o imaginarios que envuelven un espacio determinado. El plano de la base es el que marca el recorrido del usuario. El ambiente puede modificarse sustancialmente con la incorporación o sustracción de espacios, aunque no sea imperativa la presencia de planos; la experiencia nos ha enseñado que los mejores espacios son aquellos que poseen una menor cantidad de planos”.

El concreto como acabado

“Existe una tendencia actual a medir la calidad de un trabajo a través de la solución de los acabados y los detalles de una obra arquitectónica – continúa Paéz Vieyra–. La selección de una paleta de materiales dependerá del tope financiero que tenga el cliente; por lo tanto, una solución puede contemplar mas de una propuesta de acabados. En nuestros proyectos realizados, hemos optado por una selección reducida, donde el material pueda ser compartido por espacios y locales con una función diferente. Con esto logramos una mejor continuidad espacial y evitamos la distracción del usuario por una gran cantidad de acabados diferentes.

“Tratamos de mostrar la apariencia original de los materiales como la madera, la piedra, el acero, el concreto y el vidrio. No descartamos la posibilidad de usar materiales tradicionales o populares, el secreto es dónde colocarlos y con qué combinarlos. Entre éstos se encuentran las losetas cerámicas, vinílicas, las alfombras y los tapices.

“El concreto es un material con el que se pueden lograr diversos acabados. Su plasticidad puede moldearse para lograr una gran diversidad de formas y texturas, visuales y táctiles. Hemos utilizado este material en nuestras obras, en forma natural y en martelinados con grano de mármol. También hemos martelinado superficies de concreto para lograr texturas rugosas; hemos demolido parcialmente una cenefa de concreto para obtener una textura pétrea con aristas expuestas. Con el uso de duelas de madera dispuestas horizontalmente como una cimbra, hemos logrado una imagen más tradicional del concreto aparente.”

Por su parte, Astorga Ruiz del Hoyo nos comenta: “La aplicación de los materiales puede significar la conclusión exitosa de un proyecto arquitectónico bien preconcebido, o su anulación. Como despacho, pretendemos evitar la aplicación de materiales ‘exquisitos’ y técnicas muy sofisticadas; las obras en las que hemos participado así lo han exigido, debido a los recursos económicos con que contamos y porque nos imponemos el reto de lograr expresiones ricas e imaginativas con materiales ‘pobres’.

“La arquitectura mexicana contemporánea que se observa en las fotografías de revistas y libros refleja una tendencia muy recurrente hacia la pureza, hacia la pose suntuosa y delicada de los materiales. Apostamos más por el uso de materiales convencionales como el plástico, la paneles de yeso, el tabicón de cemento, el concreto y el asfalto; creemos que la expresión en la arquitectura está un poco limitada. Al igual que el teatro, el cine y la danza, la arquitectura necesita expresiones más frescas y una mayor presencia de discontinuidades, para que podamos liberarla de sus convenciones lingüísticas tautológicas.”

Moral arquitectónica

Para Síntesis, hacer una obra arquitectónica requiere la integración de las habilidades y experiencias de cada uno de los integrantes del equipo de trabajo. Se observa un cuidado equilibrado entre lo racional y lo intuitivo, atendiendo al orden, el funcionamiento y la forma de las soluciones arquitectónicas de un proyecto.

La ubicación de sus obras en lugares donde el ambiente urbano es hostil y agresivo denota un acercamiento de su arquitectura a los sectores sociales. Al respecto, Páez Vieyra comenta: “Con esto queremos demostrar a la gente que contratar a un profesional para que la asesore con su proyecto le traerá mayores beneficios debido al adecuado uso del terreno, la óptima distribución de los espacios y el mejor aprovechamiento de su patrimonio, y que la arquitectura no es una cuestión de lujo y poder económico”.

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