Los proveedores del desastre
Por Raquel Ochoa

La industria de la construcción impacta de manera importante en el comportamiento macroeconómico nacional, debido a la creación de empleo y a su detonante multiplicador sobre otras industrias.

Según datos del Banco de Comercio Exterior (Bancomex), esta industria aporta 60% de la formación bruta de capital fijo en los países industrializados y representa entre 10 y 12% del Producto Interno Bruto (PIB) generado mundialmente.

De esta participación, 50% corresponde al sector de los materiales para la construcción y el resto a su valor agregado.

En México, el sector de materiales y ferretería representa aproximadamente 21.7% de la industria manufacturera e integra a más de 74 mil empresas, de las cuales sólo 500 mil plazas, las cuales contribuyeron con 11.5% al total de empleo generado por la industria manufacturera.

La mayoría de los proveedores del sector –77%– se concentra en el Distrito Federal, Nuevo León, Estado de México, Baja California, Jalisco y Chihuahua.

Los grandes de la construcción y los productores que ella arrastra continúan buscando caminos para sobrevivir al entorno de una economía desacelerada.

Con respecto a la producción, durante el primer semestre de 2002 el PIB de la industria de la cons-trucción fue de 256.8 mil millones de pesos, lo que significó un crecimiento de 4.2% con respecto al mismo periodo del año previo, aunque el valor de la obra construida disminuyó 428 millones de pesos. Mientras tanto, la producción de las industrias metálicas básicas se recuperó en 9.2%, y en 10% la de los minerales no metálicos.

Comercio exterior
La balanza comercial del sector de materiales y ferretería fue superavitaria en el primer semestre de 2002, cuando alcanzó 614.9 millones de dólares. Se movieron exportaciones por un monto de 2.8 mil millones de dólares.
Los productos de mayor exportación fueron llaves, válvulas y partes de metal, hierro y acero manufacturado, herramientas de manos. Entre los principales destinos estuvieron Estados Unidos –91%– y América Latina, con 5 por ciento.
En el mismo periodo, las importaciones realizadas por el sector alcanzaron un monto de 2.2 mil millones de dólares. Los principales productos importados fueron: tornillos, tuercas, pernos de hierro y acero, herramientas de mano, válvulas y sus partes. El origen principal de las importaciones se mantuvo en Estados Unidos –75%–, la Unión Europea –11%– y América Latina –4 por ciento. En este informe, se consideraron 293 empresas proveedoras de materiales para la construcción, las cuales se catalogaron en 18 categorías. Los insumos con mayor participación en los costos de producción son el cemento, el concreto y sus productos derivados –12.58%–, acero –9.48%–, material en general –7.81%–, agregados pétreos –5.19%– y químicos –2.93%–. Por otro lado, maquinaria y equipo en general alcanzaron una participación similar –50.9%– a la que logró el conjunto de las 17 categorías localizadas.

Los insumos utilizados en el proceso de construcción se dirigieron principalmente a obras de infraestructura –66%–, y el resto al sector de la vivienda. En suma, el origen de los suministros es principalmente extranjero –54 por ciento. El informe arrojó un dato interesante: la tendencia actual de las empresas participantes en la construcción es la diversificación de sus trabajos.

En años anteriores, era posible dividir las empresas en las dedicadas a las grandes obras de infraestructura, las de vivienda o cualquier otra especialidad, pero en los últimos años el entorno de desaceleración económica ha afectado severamente a varias empresas, y en particular a las del sector de la construcción, que se han visto obligadas a buscar nuevos nichos de mercado, tanto nacional como internacional, no importando la especialidad.

Así, en este informe se dividieron los insumos en dos grandes rubros, que se integraron de la siguiente manera: en infraestructura se consideraron las obras de vías terrestres, hidráulicas, marítimas y fluviales, instalaciones y urbanización, construcción industrial, mientras que en las de vivienda se in-tegraron las obras de edificios no residenciales, vivienda y otras construcciones.

Así las cosas, los grandes de la construcción y los productores que ella arrastra continúan buscando caminos para sobrevivir al entorno de una economía desacelerada. La diversificación del mercado y la apertura comercial constituyen una oportunidad de desarrollar nuevas estrategias de negocio y sobrevivir.

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