Lecciones de la Tierra Cero
Por Pablo Viadas

Las construcciones cercanas no sólo recibieron el impacto indirecto que la caída de las más doscientas mil toneladas de materiales les infringieron al precipitarse los más de cien pisos de los que constaban las torres, sino que la enorme carga térmica que causó el colapso de las Torres Gemelas hizo que estos mismos materiales estuvieran envueltos en llamas.

Lo anterior significó que los restos ardientes derramados sobre los edificios vecinos los hicieron arder por días enteros hasta que las brigadas de bomberos pudieron controlar los siniestros; afortunadamente,
estas construcciones fueron evacuadas antes del colapso.

Muchos de estos edificios, hermosas torres pertenecientes a la prestigiosa zona financiera de Wall Street, se construyeron a finales del siglo XIX o principios del siglo XX, y, paradójicamente, en tanto sus vecinos más modernos se incendiaron y colapsaron o quedaron tan dañados que deberán ser o fuerondemolidos, varias de estas antiguallas
sobrevivieron y, luego de recibir una remodelación completa, tendrán una larga vida útil.

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Todos fuimos testigos de una manera u otra del derrumbe de las Torres Gemelas, ¿pero este colapso cómo afecto a los edificios vecinos, cómo sufrieron las consecuencias de la caída de las gigantes?.

Dos casos interesantes
Dos ejemplos de lo anterior el WTC 7 y el 90 West, se construyeron dentro de lo que se ha dado por llamar
la Tierra Cero, los dos se encontraban a la misma distancia de las Torres Gemelas, apenas al otro lado de una estrecha calle, y los dos recibieron la lluvia de escombros incandescentes.

Pero mientras el WTC 7, el más grande y moderno, permaneció apenas unas pocas horas después del colapso de las torres, el otro, construido a principios del siglo XX, sobrevivió de manera casi milagrosa a pesar de que permaneció en lla-mas por más de dos días.

El primero, como su nombre lo indica, fue el séptimo edificio del conjunto del Centro Mundial del Comercio (WTC). Constaba de 47 pisos y una moderna estructura hecha con viguetas de acero y, al igual que el resto
del complejo, fue construido durante la década de los años setenta.

La catarata de restos incandescentes de la Torre Norte (WTC 1) que cayeron sobre el WTC 7 le contagió el incendio, y el impacto del inmenso tonelaje al precipitarse a tierra seguramente lo debilitó. Pero según las investigaciones, estas agresiones no fueron la causa directa del derrumbe total del edificio, sino que al parecer la energía térmica del combustible inflamado de los aviones se comunicó por la estructura de acero de las instalaciones subterráneas que estaban interconectadas y debilitó la base de la estructura del edificio, lo que disminuyó la capacidad de carga de la estructura, provocando el colapso.

Se sabe que la intensidad del calor fue tal, que varias secciones del metro y el estacionamiento cedieron, y en el caso de la cimentación del WTC 7, no requirió que la estructura de acero se derritiera, bastó que sólo se debilitara para que el peso del enorme rascacielos hiciera el resto del trabajo.

El derrumbe del WTC 7, a su vez, causó daños muy severos a sus vecinos, el Verizon Building y el edificio de la City University de Nueva York. Afortunadamente, éstos no se incendiaron, por lo que, a pesar de haber sufrido daños severos en su estructura, son recuperables.

Curiosamente, el WTC 6, que estuvo ubicado entre la Torre Norte y el WTC 7, ambos derrumbados totalmente, permaneció en pie, y aunque con daños enormes, su supervivencia se debió a que apenas tenia una docena de pisos, por lo que el peso de su estructura no estuvo en su contra. Literalmente recibió miles de toneladas de escombros ardientes, que lo sepultaron en una montaña de fuego. La onda térmica debilitó su estructura de acero, y le creó un enorme cráter en su centro, pero aún así resistió; las vigas de acero de su estructura, muy afectadas por el calor y el impacto de los derrumbes de los edificios anexos, se mantuvieron en pie.

Sin embargo, los peritos que lo examinaron lo encontraron tan dañado que fue ordenada su demolición. Igual suerte tuvieron de los edificios bajos del conjunto, el WTC 4 y el WTC 5.

En conclusión, las estructuras debilitadas por el calor, al no tener que soportar decenas de pisos sobre ellas, pudieron resistir mejor la catástrofe.

Es importante aclarar que todas estas estructuras que conformaron el WTC cumplían con los reglamentos de recubrimientos para la protección de las estructuras de acero contra incendios que hasta ese momento se consideraban suficientes, ya que hasta el 11 de septiembre ningún edificio moderno había colapsado por un incendio.

El 90 West

Cuando a principios del siglo XX se diseñó y construyó el edificio del número 90 de la calle West, la destrucción de edificios por incendios era un peligro cierto y cercano. Esos fueron los días en que se reglamentó el uso de escaleras metálicas exteriores de emergencia en los edificios, las que más tarde se convirtieron en una de las características típicas de los edificios del West Side de Manhatan y que se extendieron a todo Nueva York.

En esos años las condiciones económicas eran determinantes, y se tuvo un especial cuidado en evitar las corrientes de aire, lo que se vio reflejado en un importante ahorro en lo que a calefacción se refiriere, es decir se construía con cuidado.

Sin embargo, en la época, y a pesar de tratarse de edificios hechos con estructura de acero, no existían los recubrimientos antinflamables; la madera, que abundaba en pisos, recubrimientos y mobiliario, además de seca estaba recubierta de peligrosas lacas y pinturas.

P or otra parte, los sistemas y reglamentos contra incendio tampoco eran muy avanzados, y en no pocas ocasiones edificios diseñados para oficinas o habitación eran habilitados como fábricas de ropa, por lo que se sobrecargaban las instalaciones eléctricas. En estas condiciones, un pequeño conato de incendio podía desatar una peligrosa conflagración.

Cass Gilbert, el arquitecto que construyó el edificio del 90 de la calle West, seguramente tuvo esto muy en cuenta y dotó a su estructura de viguetas de acero remachado de un recubrimiento pétreo hecho con placas de terracota de 4 pulgadas de espesor, primorosamente talladas, las cuales se ajustaron con precisión sobre cada elemento metálico de la estructura.

De este edificio, que ostenta una hermosa fachada labrada de estilo gótico, se puede decir que los bloques de cantera dotados de una alma de acero le dan la solidez de una fortaleza medieval, un sistema constructivo que, en palabras de los peritos que analizaron la estructura, hoy es económicamente imposible de reproducir. El edificio fue severamente golpeado por los escombros de la torre sur al caer, algunas de las vigas impactaron severamente y, como se ha mencionado, ardió días enteros. Sin embargo, luego de una remodelación, esta estructura seguirá prestando servicio quizá más allá del siglo XXI.

Lecciones
Entre algunas de las conclusiones que se pueden obtener de lo sucedido en la zona cero están:

• Vivimos en un mundo globalizado y muy competitivo. Todas las construcciones son licitadas al mejor postor, a aquel que es capaz de dar el precio más bajo y aún así obtener utilidades. Es una ecuación donde la calidad es el elemento a sacrificar, pues no existe bueno y barato.

• La posibilidad de brindar elementos con capacidades superiores a las de diseño, como fue el caso de muchos edificios que han sobrevivido al tiempo, queda así anulada por los precios estrechos.

• En el otro extremo de nuestra ecuación, las incógnitas las componen las catástrofes y los imponderables,
los sucesos imprevistos, por absurdos o descabellados que parezcan, ocurren.

Quizá en el aspecto geopolítico, el terrorismo internacional no tenga a nuestro país como un objetivo, y esperamos que así sea durante mucho tiempo, pero nada es seguro.

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