Se resucita la biblioteca
Por Rosa Alvarez

Aquel mítico centro del conocimiento por cuyas salas pasaron no pocos sabios de la antigüedad.

Casi 1600 años después, su renacer se debe al empeño conjunto de organizaciones internacionales como la UNESCO, la ONU, el gobierno de la República Árabe de Egipto y las valiosas aportaciones de diversos países.

De hecho, la UNESCO se puso al frente del proyecto, pero con una visión internacional, tal y como patentizó su ex director general, Mahtar M’Bow, cuando en 1987 elevó una petición mundial de colaboración.

Cuando el 23 de Abril de 2002, Día Internacional del Libro, quedó inaugurada la nueva biblioteca de Alejandría, se abrió un nuevo capítulo en la historia.

La histórica biblioteca fue construida en el siglo IV a.C. y se convirtió en una universidad mundial.

Creció de tal forma que contaba en su momento de mayor auge al menos con unos 700 mil rollos de papiro, en dos inmuebles. Desde entonces, quedó en la memoria del mundo la existencia de esa legendaria institución cuyo resurgimiento comenzó definitivamente tras una convocatoria internacional para el otorgamiento del proyecto, en 1989, ganado por el joven despacho noruego de arquitectura Snøhetta, fundado dos años antes con un concepto integral, pues reunía a 29 arquitectos-proyectistas, nueve especializados en paisaje y cuatro en interiores. Ya en 1993, el consorcio consultor Snhetta/Hamza fue contratado para desarrollar el plan, la aplicación y la vigilancia del proceso constructivo, desde que el 26 de junio de 1988 se colocó la primera piedra.

En homenaje a Ra

El nuevo edificio se encuentra a un lado de la Facultad de Artes de la Universidad de Alejandría, en Shatby, en La Corniche, el paseo marítimo mediterráneo de Alejandría, una ciudad larga y estrecha, densamente poblada, con casi cinco millones de habitantes, que está entre el mar y el lago de Mariut y el vergel del delta del Nilo.
El concepto de diseño es simple. La biblioteca de 70 mil m2 de construcción se desplasa en un terreno de 40 mil m2 y se muestra como un enorme y luminoso círculo inclinado en 16 grados -en honor a Ra, el dios del Sol, para que ilumine a la civilización mundial-, de concreto y vidrio, seccionado en diagonal, cual espiral, con 13 niveles y que mira al mar. En su parte superior, con once pisos, se ubicarán los veinte millones de volúmenes que podrá albergar la biblioteca.
El inmueble, rodeado por una piscina, se relaciona con el simbolismo del sol egipcio, en tanto sus muros exteriores están recubiertos de placas de granito de Asuán y decorados con bajorrelieves que hacen referencia a todas las caligrafías del mundo.
Desde el punto de vista conceptual, los proyectistas consideran que uno de los retos en la realización de una biblioteca universitaria consiste en aunar criterios de bibliotecarios, diseñadores de espacio y usuarios, dadas las exigencias tecnológicas cambiantes del mundo contemporáneo, y las disímiles opiniones acerca del uso de la luz, ya sea natural o artificial,
de los avanzados sistemas de seguridad, de la conveniencia o no del alfombrado -para evitar insectos, por ejemplo- o de la ubicación de las redes de internet. Sin duda, se trata de una especie de «almacén de la información», más allá de un complejo donde se acumulan volúmenes o documentos, como sucedía antes.

En una reciente conferencia, los miembros de la firma Snøhetta planteaban que, en su opinión, existe un vínculo indisoluble entre las raíces de la palabra universidad y el Universo y, por esto, al abordar el proyecto lo concibieron como un espacio de significado global, por encima de las fronteras establecidas, cual si fuera un sitio tan infinito como el Universo, pues exponían que «una nueva biblioteca debe sentirse como parte de un ciclo interminable, como un renacimiento en el flujo incesante de las ideas».
Por eso, los proyectistas señalan que esa especie de espiral sube de la tierra, que para ellos es el presente, al cielo, valorado como el futuro. Además, la forma redonda evoca las peculiaridades del puerto antiguo y los cuerpos celestes.
Cabe destacar que, a pesar de hallarse en el contexto de la universidad, la biblioteca estará abierta a la investigación pública, con un catálogo computarizado disponible no sólo en la sede, sino en otras altas casas de estudios de la región, como una red bibliográfica que cubrirá todas las fuentes documentales locales. Dispone de seis departamentos, además del centro de convenciones, con 3200 asientos, un museo de ciencias, un planetario, un instituto de caligrafía, así como la Escuela Internacional de Estudios de Información.
Dentro de sus acervos se encuentran muchos manuscritos árabes, con antelación dispersos en mezquitas, archivos y colecciones de la región, así como un gran número de obras modernas. Entre las áreas principales están el museo de caligrafía, el de historia de la ciencia, la biblioteca para jóvenes, así como los departamento de libros y revistas, subdivididos en referencia, geografía, arqueología e historia, artes, lenguajes y literatura, además de ciencia y tecnología. En las colecciones especiales están los medios electrónicos y audiovisuales, los manuscritos y libros raros, los mapas geográficos y geológicos, así como el área de música.

Recorriendo la biblioteca

El vestíbulo de lectura principal se localiza a la mitad del edificio, en un espacio abierto y grande, al cual se accede por una entrada central. El área principal de lectura puede acoger hasta dos mil personas y se diseñó con un criterio de flexibilidad, para propiciar la futura integración de nuevas tecnologías.
Las paredes circundantes se abren hacia arriba aunque mantienen la intimidad familiar del espacio árabe, proclive a la meditación. Hay columnas delgadas, con formas del prisma, que distribuyen la luz de las claraboyas, que suben desde debajo de la base en un modelo repetitivo simple de tetraedros y que, situadas hacia el norte, se diseñaron para impedir la incidencia de la luz del sol de modo directo en el espacio principal.
Los tetraedros en el techo actúan como una caja receptora del calor, pues si faltara el suministro eléctrico y mecánico, fungirían como páneles solares pasivos, aprovechando además el aire fresco de los niveles inferiores.
En contraste con el concepto casi industrial del techo, los lienzos de pared de piedra circundan toda el área construida. Aparece la piedra en su forma más simple, que se integra a la piscina, en cuya agua se refleja el edificio reforzando el efecto de crecimiento geológico. Como sucede con el transcurrir de las horas en el día y de las cambiantes estaciones durante el año, la pared de la piedra también se engalana con la luz cambiante.
Un dinámico puente, que recuerda una flecha o un cometa, une la biblioteca con la universidad. Y desde éste se puede observar a plenitud el templo recientemente descubierto de Cleopatra. Anexo, se halla el Planetario, de 18 metros de diámetro, que parece suspendido sobre la tierra.
Snøhetta tambien diseñó el mobiliario, por lo que cada lugar se plantea como parte de un plan integral, desde el cuarto de lectura colgante, así como las mesas, los estantes y las sillas que brindan una fachada horizontal dentro del área central. En los exteriores se plantó vegetación nativa, que ayuda limpiar el sitio de suciedad y de bacterias en las piscinas.
El inmueble se realizó con una mezcla de técnicas simples y otras
complejas, pero su construcción resultó sumamente segura, pues se aplicaron controles de alta calidad, dada su monumentalidad y las exigencias tecnológicas de la instalación.

FICHA TÉCNICA
Proyecto: Snøhetta Arquitectos
Directores principales: Craig Dykers,
Austin Christoph Kapeller, Ole Gustavsen, Josefson E. Molinar, K. Stensrod,
K.Tronstad.
Presupuesto total: 530 millones
de dólares (mdd).
Presupuesto de construcción: 121 mdd.
Presupuesto de equipos: 20 mdd.
Presupuesto de mobiliario: 3.9 mdd.
No. de asientos: 3500.
No. de manuscritos históricos: 100 mil.
No. de libros raros: 10 mil.
No. de mapas: 50 mil.
No. de libros: entre cuatro y ocho millones
Aplicaciones electrónicas: 30 bases de datos.

Uno de los generales de Alejandro Magno, Ptolomeo I 305/282, fundó la biblioteca y el museo en el año 295 a. C. En esa época, se esforzaron para que la nueva capital, Alejandría, predominara no sólo política y económicamente, sino también en el plano cultural. Él, y especialmente su hijo, Ptolomeo II, llamaron a sabios griegos y les ofrecieron una desahogada posición como miembros de una especie de comunidad religiosa, en una academia radicada en el nuevo templo de las Musas, el Museion, a semejanza de la famosa escuela peripatética de Atenas, fundada por Aristóteles.
El Museion estaba dedicado a la enseñanza y a la investigación, y la gran biblioteca formada allí a lo largo del siglo III a.C. era muy completa y comprendía también traducciones de las literaturas egipcia, babilonia y otras de la antigüedad.
Este centro del saber formaba la mayor de las dos colecciones de la biblioteca de Alejandría, la más célebre y grandiosa del mundo antiguo; la segunda, más reducida, se encontraba adscripta al templo de la divinidad oficial Serapis y se llamaba el Serapeion. La finalidad
principal de la biblioteca de Alejandría era la recopilación de la totalidad de la literatura griega en las mejores copias posibles y su clasificación y comentario, objetivo para cuyo logro se tomaron toda clase de trabajos.

Entre otros, el poeta Calímaco fue uno de los muchos sabios eminentes que colaboraron en la biblioteca; preparó sobre la base de los catálogos sistemáticos de la misma una especie de elenco de autores, que comprendía toda la literatura griega de aquel entonces, y aunque esta obra se ha preservado sólo en fragmentos, bastan para confirmar las excelentes cualidades de bibliotecario del autor griego.

Se sabe poco acerca de los locales de la biblioteca del Museion, pero hay referencias del Serapeion gracias a excavaciones realizadas en el templo. No se conoce con seguridad el tamaño de la biblioteca de Alejandría, pero se estima que la colección principal poseería unos 700 mil rollos, y unos 45 mil la menor; si estas cifras son exactas, es probable que en muchos casos existieran varios ejemplares y copias de una misma obra. Debió de disponerse de grandes sumas para las compras y realizarse un importante trabajo en la misma biblioteca para la copia de manuscritos defectuosos y la preparación de nuevas ediciones críticas que sustituyesen textos más o menos dudosos.

Las obras más largas eran divididas en rollos de la misma longitud aproximada, de acuerdo con los capítulos del texto, mientras se recogían en un rollo varios textos breves, según la tendencia de los bibliotecarios a obtener cierta dimensión uniforme para los rollos.
No ha llegado hasta hoy ningún rollo íntegro, pero sin duda lo corriente sería una longitud de seis a siete metros; arrollados, que formaban un cilindro de cinco a seis cm de grosor, de fácil manejo.

Sólo excepcionalmente alcanzarían los rollos una longitud superior a 10 metros. Su altura era variable, aunque también en esto puede observarse preferencia por las medidas uniformes. De los rollos que se conservan, pocos superan los 30 cm, la mayoría miden entre 20 y 30 cm o entre 12 y 15 cm. La parte escrita de la hoja de papiro posee también diferente extensión; los márgenes se prodigan más en los manuscritos ricamente decorados que en los ordinarios.

La altura de la columna del manuscrito varía de dos tercios a cinco sextos de la altura del rollo, y de la misma forma varía la distancia entre las columnas y la distancia entre las líneas, e incluso en un mismo manuscrito pueden ser estas distancias muy diferentes, de modo que algunas columnas pueden ofrecer más líneas que otras; el ancho de la columna es, por lo general, algo menor que su altura.

La proximidad al mar causó accidentalmente que la biblioteca ardiera como consecuencia de una acción militar de Julio César, en el año 47 a.C. Torpemente involucrado en rivalidades dinásticas alejandrinas y sitiado por el general Achillas en el palacio real de Lochia, mandó a quemar su propia flota, más de 60 barcos anclados en el gran puerto. Las llamas se propagaron en los muelles y, desde luego, tomaron por completo las instalaciones culturales.

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