Luis Barragán "La Revolución callada" y los colores que chillan
Por Mauro Barona

Además, la presencia del presidente de la república, Vicente Fox, en la inauguración de la exposición “La Revolución Callada. El Archivo Luis Barragán”, en el Palacio de Bellas Artes, hizo que la figura de Luis Barragán se agigantara y cobrara un realce inusitado. Y no era para menos.

Esta muestra, que divide en cuatro grandes áreas la vida y la obra de Luis Barragán, refiere las influencias, la evolución de su sentido gusto, el cauce de la poética de sus formas y su trayectoria constructiva, desde el diseño de muebles y casas hasta su trabajo urbanístico en zonas como el Pedregal, Ciudad Satélite y Arboledas, por mencionar algunos espacios que siempre se tienen presentes.

Su obra, como una extensión de la exposición, se conserva en gran parte y en distintos rincones de la ciudad, aunque también ha sido desvirtuada y desnaturalizada por el impacto de una sociedad que a veces se pelea con la belleza.

Vinieron a México para celebrar los cien años del natalicio de Luis Barragán, el premio Pritzker 1980, nada menos que Frank Gehry, autor del Guggenheim de Bilbao, y Steven Holl, uno de los arquitectos más influyentes del momento..

Sin embargo, las caballerizas, el templo de Talpan, las torres de Satélite y la casa del propio arquitecto, saltan a la memoria de cualquier persona medianamente ilustrada. Barragán es a la arquitectura lo que el Huapango de Moncayo a la música. Todos reconocen el trabajo del arquitecto más enaltecido de México, quien sobrevive sin envejecer.

Los asistentes podrán contemplar a placer decenas de fotografías inéditas, fotos aéreas de sus trabajos urbanísticos, planos de sus casas, maquetas (sobre el fraccionamiento Lomas Verdes), croquis, diseños, documentos y muchas cosas más del Archivo de Barragán. Inclusive se han dejado a la imaginación del visitante los proyectos que por distintas razones el arquitecto no pudo llevar a cabo y las publicaciones que se detuvieron en reconocer la importancia de su obra.

La exposición itinerante, que desembocó en Bellas Artes, ha sido patrocinada por el Vitra Design Museum, el Weil am Rhein de Alemania y la Barragán Foundation, de Basilea, Suiza, la cual, con paciencia de santo, ha recabado los materiales originales del gran arquitecto mexicano, del Taller de Barragán y de las instituciones nacionales de cultura –INBA, Conaculta y, en concreto, el Museo Nacional de Arquitectura.

La muestra presenta, además, cinco videos e invita a la gente a aprovechar los recursos de seis computadoras para descubrir casi todo lo que fue y lo que hizo este gran artífice de las formas puras, filósofo de la simplicidad, poeta de los rincones evocativos y pintor minimalista (un minimalista que no sabía qué tan minimalista era) de los colores que le sacan chispas al concreto, al yeso, fruto de su relación con el pintor y anticuario Chucho Reyes.

Es importante buscar el tiempo para ver la extraordinaria exposición, que permanecerá abierta hasta el 9 de febrero del 2003.
Nadie debe perderse la oportunidad de verla. Las numerosas novedades que aporta subrayarán aún más la importancia de este gran artista y constructor que nació hace cien años y legó una visión del espacio que trasciende al espíritu. Cada elemento de su arquitectura se mide, no sólo por los metros y la consistencia de los materiales, sino por su radiante composición estética y su sentido de elevación. ¿Quién no se inspira al atravesar el umbral de una obra de Barragán?

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